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CECILIA PÉREZ
OVIEDO.
Jueves, 26 de diciembre 2019, 00:46
Sin descanso ni tregua entre Nochebuena y Navidad. Todo para repartir un total de 360 menús en un tiempo récord. Así se trabajó desde los fogones de la Cocina Económica que, una vez más, cumplió con creces su cometido: que las personas más necesitadas puedan ... llevarse un plato caliente a la boca.
En días de Navidad como estos, el trabajo de los voluntarios y de los responsables de la institución, cuenta doble. «Nosotros elaboramos lo que haga falta», aseguró Sor Esperanza, responsable de la Cocina Económica. Un «lo que haga falta» que se tradujo en una cena, la de Nochebuena, en la que se repartieron 160 menús, gracias a la colaboración del Ayuntamiento y de la institución deportiva LaLiga. Langostinos, embutidos, sopa de marisco, lechazo y dulces navideños conformaron los platos. Una velada en la que nadie se quedó sin silla. «El año pasado hubo gente que tuvo que cenar de pie, pero este año ya veníamos preparados. Colocamos más sillas y habilitamos más espacio», apuntó Sor Esperanza.
Los comensales contaron con un 'camarero' de excepción, el arzobispo de Oviedo, Montes, que acudió a servir los menús. Ataviado con los ropajes de la orden a la que pertenece, los franciscanos, acompañó a los usuarios durante la cena de Nochebuena. También lo hicieron Vicente Prado, 'El Praviano', y las tunas universitarias, la masculina y la femenina. Pusieron la nota musical a una velada de convivencia y solidaridad que se volvió a repetir ayer, día de Navidad.
Los fogones de la Cocina Económica casi empalmaron la cena con la comida. Desde las ocho de la mañana de ayer, los responsables de cocinar los menús de Navidad elaboraron la sopa de marisco, el arroz con pollo y la merluza a la marinera. Un menú que se completó con el reparto del postre, a base de dulces navideños. «No les dimos turrón porque en Nochebuena les repartimos unas bolsitas con ello y con polvorones», aseguró Sor Esperanza.
La comida de Navidad se saldó con el reparto de 180 menús que alegraron el estómago y el alma de las personas que hacían cola en la calle de San Vicente.
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