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ROSALÍA AGUDÍN
OVIEDO.
Martes, 2 de marzo 2021, 01:04
La Facultad de Economía y Empresa está fuera de lugar. Bueno, está en su sitio, en el campus de El Cristo, pero el edificio, revestido en pizarra y con cubierta plana, no fue diseñado para el clima asturiano. Las filtraciones de agua a través de ... las juntas de la cubierta y de las fachadas, así como el desprendimiento de numerosas piezas de los aplacados de pizarra son algunas de las consecuencias que causa la 'deslocalización' del centro. Los días de lluvia se producen «muchas goteras» y el techo de unas de las aulas ha cedido por culpa de las humedades, explica su decana, Carmen Benavides, quien avanza que las obras «están comprometidas» por el Rectorado, en manos ahora de Ignacio Villaverde. Los trabajos se prevén laboriosos, pero son una necesidad imperiosa dentro de la facultad.
Fue en mayo del año pasado cuando el equipo, liderado por aquel entonces por Santiago García Granda, sacó a contratación la redacción del proyecto para corregir las humedades. Con un precio de licitación de 48.400 euros, de los cuales 8.400 euros corresponden al IVA, fue adjudicado en agosto a la empresa Arquyurban por 43.547,90 euros (impuestos incluidos). El tiempo de ejecución es de un año y medio por lo aún no ha finalizado el plazo para la entrega del documento final. En él se establecerán los pasos para renovar el tejado, que contiene «uralita», según explica la decana. Los días con precipitaciones, el ruido de las gotas cayendo sobre la cubierta se apodera de las aulas y todo, porque este edificio no fue diseñado para Oviedo.
Su construcción se llevó a cabo en 1983, pero en los pliegos para la redacción del proyecto se especifica que fue trazado para otro campus de España, pero por motivos «que se desconocen» se acabó construyendo en la capital asturiana. Esta es la razón por la que sus «características arquitectónicas y soluciones constructivas no son las más adecuadas» para una climatología como la asturiana, según explican los técnicos. Esto hace que los problemas se acumulen durante los días más duros del invierno. Se han detectado entradas de agua de cierta consideración a través de sus cubiertas planas y de las de chapa metálica; y otros fallos de menor calado en las de policarbonato.
También ha habido desprendimientos del aplacado de pizarra que reviste sus fachadas, humedades y degradación de los aislamientos térmicos con las consiguientes pérdidas energéticas, según figura en el proyecto. Otro de los problemas, señala la decana, son los altos árboles que rodean al edificio. Tienen una raíces «enormes» que pueden dar problemas, sin embargo la «prioridad» hoy en día es el tema de la cubierta.
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