CECILIA PÉREZ
OVIEDO.
Domingo, 28 de octubre 2018, 07:56
Oviedo mira estos días a la fábrica de La Vega. Hay motivos. Negociaciones pendientes, futuro incierto, ganas de que los 120.000 metros cuadrados o parte de ellos regresen a la ciudad. La 'Fábrica Scorsese', actividad organizada por la Fundación Premios Princesa de ... Asturias, dejó buen sabor de boca y ganas de más. Pero a quinientos metros de la antigua factoría, otro enclave primordial del patrimonio industrial ovetense espera su oportunidad: la fábrica de gas.
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Son 12.000 metros cuadrados en pleno corazón del Oviedo Antiguo que se intentó 'desfibrilar' en 2007. El arquitecto César Portela redactó un proyecto para reaprovechar el conjunto industrial, propiedad de la empresa Hidroeléctrica del Cantábrico, hoy EdP, que se encontraba ya por entonces fuera de mantenimiento. Se aprobó en 2011 con el planteamiento de la construcción de un centenar de viviendas y la cesión de espacio público, un 10% del conjunto fabril, a la ciudad.
Hoy, artistas, arquitectos, historiadores y vecinos exigen mirar a la fábrica de gas con los mismos ojos que a La Vega. «El patrimonio industrial se debe de cuidar igual que se cuida el patrimonio arqueológico», reivindica Beatriz Gutiérrez, fundadora de Taller 3 y profesora de pintura. «Primero hay que ser consciente de que la fábrica de gas forma parte de la historia de la ciudad y luego ya vendrá el darle los usos oportunos». Unos usos que, para Beatriz Gutiérrez, deben de pasar por el tamiz de la permanencia. «Lo importante es que lo que se haga tenga continuidad». Para defender su argumento tira de la cuestión económica. «La cultura a largo plazo beneficia a la sociedad. No hay más que ver como la hecatombe de la crisis afectó a la industria y al comercio en Asturias y que aún no se han recuperado. Los que sobrevivimos somos los de las áreas culturales».
La cultura es el elemento integrador sobre el que giran las opciones de uso para la fábrica de gas, pero no la única. El historiador Juan Carlos Aparicio, defensor del proyecto de Portela, cree que dentro de la factoría del Postigo «caben los usos administrativos y sociales». Apuesta por «aprovechar» todo el conjunto y con él, la recuperación de la muralla. «Hoy no se puede perder la línea de este discurso», defiende Aparicio que descarta «por completo» un «uso residencial» del espacio.
Lo dice porque el proyecto diseñado para la fábrica de gas contemplaba la edificación de un centenar de viviendas que, para el arquitecto Javier Calzadilla, sería «un destrozo irreparable». Asume que el panorama de la fábrica de gas es muy distinto al de La Vega, en cuanto a negociación de usos y futuro se refiere. «Las dos tienen que ser un recinto de titularidad municipal pero la de gas, a día de hoy, es de titularidad privada por lo que no se puede exigir lo mismo». Calzadilla argumenta que en esto hay una ventaja. «Este espacio no es necesario para la actividad empresarial de EdP y como propietario que es, le cuesta mantenerlo».
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Como arquitecto ve en el seno de la fábrica de gas la construcción de un museo que honre la memoria industrial e histórica de esta factoría que fue fuente de gas y electricidad de la ciudad a finales del XIX y principios del XX. «Es un resumen de la historia de Oviedo y un enlace perfecto con la fábrica de La Vega donde el gasómetro se erige como símbolo industrial de primer orden».
Más pesimista se muestra Ánxel Nava, de SOS Cultura. «La fábrica de gas está fuera del discurso político actual». Defiende que «debería recuperarse con la propia calle Paraíso para reivindicar un espacio cultural más vivo y reivindicativo» donde el complejo se erija como un «espacio vecinal porque El Antiguo carece de un punto de encuentro para la ciudadanía». En este punto, vería con muy buenos ojos recuperar la nave de la Popular Ovetense, en la calle Postigo como sede de la Universidad Popular. «Caben espacios para proyectos educativos entretejidos con los culturales».
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Una idea que camina casi de la mano con la que propone Lucía Falcón. La directora de la galería Falcón Espacio Creativo lanza la propuesta de convertir a la fábrica de gas en una especie de vivero empresarial al estilo del Talud de La Ería. «Enfocado a talleres de trabajo para todo el espectro de profesiones creativas desde música a danza, puestos a soñar, un vivero cultural».
Pero como no todo son sueños, Falcón avisa que antes de proyectar nada es conveniente analizar, pararse a pensar. «¿Cuántos artistas hay en Oviedo?, ¿merece la pena?», se pregunta, antes de afirmar que el mundo de la cultura no es ajeno a la diáspora regional de estos años: «Los artistas nos tenemos que ir fuera de Asturias».
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Para evitar esa fuga, Lucía Dueñas, directora de la galería que lleva su mismo nombre ve en la fábrica de gas el lugar idóneo para desarrollar «una colonia de artistas» en la cuál se facilite residencia, alojamiento y lugar de trabajo a todo aquel que llegue con un proyecto artístico bajo el brazo. «Se está desaprovechando este espacio porque todo el mundo mira para La Vega».
Los vecinos del entorno a la fábrica de gas tienen mucho que decir. «Nosotros el mayor miedo que tenemos es que se convierta en un nicho de especulación, de burbuja inmobiliaria», señala Manuel Almeida, presidente de la asociación vecinal Oviedo Redondo. «En el Antiguo no necesitamos viviendas porque ya hay suficientes» pero sí ve el recinto como «un potencial desde el punto de vista de la memoria cultural e industrial de la ciudad y un nicho para nuevas empresas donde pueda convivir un vivero de empresas con una zona cultural». El beneficio de todo ello hacia el barrio, lo cifra Almeida como «incalculable y directo».
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Sin embargo, para el escultor Fernando Alba todas las propuestas son algo así como castillos en el aire. «Hay muchas ideas, necesarias, pero hay que contar con gestores a partir de una claridad y ausencia de demagogia los políticos».
El escultor duda de que «haya voluntad de algo porque el tema cultural en esta ciudad está ausente», lamenta Alba. «Me gustaría que se apostara por el arte contemporáneo pero no seré yo quien diga qué se debe de proyectar ahí porque no se trata de abrir por abrir sino de hacerlo con responsabilidad y sobre todo con profesionalidad».
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Ocho visiones con los ojos puestos en el segundo enclave más importante del patrimonio industrial de Oviedo, que junto a La Vega, compondrían un total de 132.000 metros cuadrados para la ciudad.
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