«Estamos armados hasta los dientes para que Asturias se convierta en un polo de la industria de Defensa»

Una cita que ha contado con la presencia de un nutrido surtido de autoridades civiles y militares. Entre ellos, el subdirector de Planificación del Ministerio de Defensa, el general José Luis Murga, quien ha incidido en lo «emblemático» de estar en la nave de cañones de La Vega; el presidente del clúster de empresas, Ángel de Álvaro, que ha aprovechado para pedir a las administraciones «inversiones y adquisiciones que desarrollen la industria española para que sea más competitiva»; o el secretario de la misma asociación y organizador de la velada, David González, quien ha sentenciado diciendo que «cuando los asturianos y españoles trabajamos juntos, somos imbatibles».

La sección política, a su vez, ha estado encabezada por el presidente del Principado, Adrián Barbón. En sus palabras, «estamos armados hasta los dientes para que Asturias se convierta en un polo de desarrollo de la industria de defensa, una de las que mayor fuerza tractora tiene en el archicitado polinomio de la I+D+i«, ha manifestado.

Barbón también ha reivindicado el concepto de distrito o barrio de la innovación para La Vega. «El aprovechamiento de este enclave estratégico para la biotecnología, la industria de defensa y la cultura redundará a favor de la innovación y el dinamismo económico en toda la ciudad y de Asturias entera», ha señalado. Además, ha subrayado que esta «ambición lógica de transformación y avance es conciliable con la protección patrimonial», y que, en materia de plazos, «todo retraso es malo».

Algo sobre lo que también se ha querido pronunciar el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli. «El proceso para que los terrenos de La Vega pasen a ser de Oviedo y de los ovetenses, no puede, bajo ningún concepto, retrasarse, ni detenerse», ha señalado. «No podemos dejar que pasen otros diez años para recuperar este significativo espacio, para proteger el entorno de San Julián de los Prados y para que la ciudadanía pueda disfrutar, por fin, de nuevos equipamientos culturales, de clústers empresariales y de zonas verdes». Al mismo tiempo, también deseó que La Vega se convierta en la futura sede de la asociación de empresas asturianas de la defensa.

Las temáticas y las soluciones expuestas en la nave, variadas. Desde la fabricación avanzada e impresión 3D, la robótica y la inteligencia artificial, los vehículos terrestres no tripulados o drones, y hasta sistemas físicos de protección del combatiente y textiles avanzados. En cada parcela, una empresa puntera. Dio buena cuenta de ello Santa Bárbara Sistemas, que acudió a La Vega con su plataforma autónoma Ascod. Un gigante vehículo blindado a cadenas montado con un kit que permite ser pilotado en remoto y que, tal y como ha explicado el responsable del área eléctrica y electrónica de la compañía, Fernando Cantalapiedra, «puede adaptarse a cualquier vehículo de nueva producción o ya en uso con pequeñas modificaciones». Entre ellos, los nuevos VCR 8X8 Dragón que se producen en la fábrica de armas de Trubia.

Soluciones de futuro en las que, en ese sentido, la robótica tiene un papel fundamental. Es el caso del robot cuadrúpedo Spot, el «perro robot» con inteligencia artificial de Boston Dynamics que desde la empresa Alisys, con sede en Gijón, se encargan de dotar de los últimos avances de software. «Le hemos embarcado un ordenador de abordo, radios militares y una cámara termográfica a esta unidad», ha afirmado la directora de desarrollo de negocio de robótica de la empresa, Jorgina Díaz, mientras dos jóvenes operaban el robot por la nave. Lo importante, en su caso, no es lo que hace, sino todo lo que es capaz de hacer. «No hay nada similar en España ni en el mundo. Estos robots pueden acceder a entornos nucleares, por ejemplo», y están equipados con una conciencia situacional que les permite adaptarse al terreno. Además, desde la firma trabajan en un sistema de control de flotas de robots que hará posible controlar desde una misma sala y por un solo operador distintos sistemas, entre ellos también drones, de manera simultánea.

Después, el armamento pesado. Una representación de Expal, que ha sido recientemente adquirida por el gigante alemán Rheinmetall, mostraba en su stand algunas de las municiones de gran calibre que se producen en la fábrica de municiones de Trubia y en el resto de sedes de la compañía. Entre ellos, morteros sobre vehículos. «En Trubia estamos trabajando con normalidad, en estos momentos ya somos unas sesenta personas y seguimos poniendo en marcha distintas partes de la fábrica, quemando etapas», ha manifestado el director de la factoría, Carlos León, quien también ha advertido de que, por ahora, «aún no sabemos nada» de los nuevos dueños de la empresa, después de que estos cerrasen un acuerdo de compra con Maxam valorado en 1.200 millones de euros. Eso sí, no llegará hasta el próximo verano, pues depende de las pertinentes autorizaciones del Gobierno central y también de Bruselas.