Una exposición en homenaje «a quienes han dado vida a este edificio emblemático»

Para abrir al público el trabajo que se hace dentro de los muros, la exposición se articula sobre los pilares del Seminario. Cinco dimensiones: institucional, intelectual, comunitaria, pastoral y espiritual. Bajando a lo concreto, la muestra –comisariada por el seminarista Álvaro Otonín– expone la casulla con la que el Nuncio del Papa en España, monseñor Antoniutti, bendijo las instalaciones en 1954. Junto a ella, destaca un cuadro de la construcción del Seminario de Magín Berenguer, los planos originales del edificio; un proyecto de retablo de la capilla mayor; diseños de ornato de la capilla o un parte del altar que realizó Madrazo, en el siglo XIX, para la Catedral; mobiliario de los años 60 y hasta una muestra de orfebrería, desde el siglo XVI hasta el XX.

Si uno se acerca al Seminario, no debe de dejar de visitar su biblioteca, «muy querida» en la casa. Bajo la tutela de Judit Hidalgo, se alza en el centro del edificio «una espacio con un arquitectura y una decoración bellísimas». Durante estos setenta años –las bibliotecas de los otros seminarios se incendiaron– se recopiló, se donó un fondo muy interesante. Especializada en filosofía y teología, custodia 80.000 volúmenes, desde el siglo XVI hasta la actualidad, ya que sigue habiendo adquisiciones para la formación de los seminaristas. Es una biblioteca al servicio de quien lo necesite.