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Juan Carlos Abad
OVIEDO.
Miércoles, 30 de mayo 2018, 03:39
Una de las víctimas que afirma haber sufrido acoso sexual y vejaciones por parte de un profesor del Conservatorio Superior de Música decidió ayer dar el paso y romper su silencio: «Iba a dejar de estudiar en navidades, les dije a mis padres que ... no podía más», explicó. Tras ponerse en contacto con la dirección del centro, «conseguí cambiar de profesor, no hubiese podido seguir con ese señor», declaró a EL COMERCIO acerca de los dos años en los que fue alumna de un docente que «por ejemplo, te cogía y te gritaba, te insultaba y te pegaba con el arco en las manos».
«Te asustaba, te ponías a llorar y te decía: ¿no ves que lo hago porque te quiero, por que te amo? Cosas así», añadió esta alumna que, tras perder parte del curso y tener que ponerse en manos de profesionales médicos, continúa sus estudios.
Tras las vejaciones, el profesor se sobrepasaba en un plano más íntimo, denuncia la alumna. Llegaba el abrazo, en este caso los besos y los tocamientos. «Luego te venía a abrazar. A mí me consiguió dar besos en la boca», añadió la joven. «Te tocaba el culo, te tocaba las tetas, te tocaba todo lo que podía. Lo que pasa es que lo hacía de forma muy natural. Entonces yo, que era una cría, me quedaba en shock. Lo fui alargando hasta que finalmente conseguí salir de la situación», relató con aplomo antes de añadir que «gracias a que lo hablé con mis padres pude lograrlo. Pero te callas, no lo cuentas. Pasé dos años bastante chungos».
En cuanto a la Consejería de Educación del Principado y el Conservatorio, esta alumna explica que han permitido que la situación degenere desde hace décadas pero que «no lo pueden tapar más, llevan treinta años consintiéndolo. Pero no lo van a frenar porque todo el mundo lo sabe».
«Hay profesores que decían que tenían el contrato blindado y que no les podían echar, que podían dar clases hasta que quisieran», explicó. Porque el miedo a las represalias en las calificaciones existe entre los estudiantes del centro que piensan en denunciar este tipo de conductas, según relataron fuentes del entorno cercano a la alumna.
Ella explicó que el suyo no es un caso aislado y que las acusaciones de los estudiantes no son genéricas: «Han destruido las carreras de muchas chicas que lo acabaron dejando. Otras nos conseguimos salvar pero yo no quiero que él quede libre».
«En la educación artística, individual, hacen lo que les da la gana con los alumnos. Es muy difícil de demostrar», se lamentó antes de reiterar que , en su caso, «lo de este señor no lo pueden frenar más. Lleva 30 años gritando en las clases».
La Consejería de Educación del Principado movió ayer ficha tras las acusaciones vertidas un día antes por estudiantes del Conservatorio Superior de Música Eduardo Martínez Torner. Al hilo de una manifestación en la que pedían mejoras académicas, miembros de una asociación que agrupa a parte del alumnado afirmaron que en el centro educativo se dan casos de «acoso psicológico», «maltratos», «tocamientos» y de que se normalizan «relaciones tóxicas entre profesores y alumnos». Por esto, pese que no ha mediado denuncia alguna ni en el juzgado ni ante la Policía, una inspectora del ente autonómico se desplazó de oficio hasta el Conservatorio para «elaborar un informe de averiguación de causa». Es decir, para tratar de esclarecer el fundamento de las denuncias.
«Si los hechos son claros», avanzaron fuentes de la consejería, «se incoará un expediente disciplinario». Si no lo son, se procederá a «la apertura de información reservada», una investigación que, asimismo, podrá acabar en la apertura de un expediente o en nada.
Las mismas fuentes de Educación, consejería de la que depende el Conservatorio, afirmaron que las acusaciones vertidas por los estudiantes en la protesta «nos parecen actos que de existir no pueden ser consentidos». «La inacción en este tema no puede existir», concluyeron.
La dirección del centro, por su parte, declinó hacer comentarios acerca de la apertura del procedimiento y se remitió al sigilo debido a los funcionarios. Fuentes consultadas, no obstante, reiteraron el malestar del profesorado por lo que creen que son acusaciones «vagas y genéricas» las vertidas por los estudiantes y que ponen en tela de juicio la profesionaliad y el prestigio de la plantilla.
Por su parte, los alumnos que levantaron la liebre afirmaron que la dirección del centro conoce que se han elevado acusaciones de acoso aunque fuere de manera informal. Según ha podido saber este medio, al menos una de ellas se hizo llegar a la dirección del centro por parte de una alumna y su familia. Tras años de actitudes improcedentes quiso cambiar de profesor, algo a lo que el Conservatorio accedió y les conminó a poner una denuncia ante la Policía.
En su manifestación, los alumnos explicaron que hay profesores que «no son conscientes dónde está la línea entre lo permitido y lo que no lo está» en clases de instrumento en las que docente y discípulo están solos. Las acusaciones vertidas por los estudiantes no se quedan ahí. Hablaron también de «maltrato psicológico» y exigieron que «no se consienta que un profesor insulte, humille, maltrate, toque o bese a una alumna o alumno».
En el comunicado atacaron también las actitudes de varios docentes que, según su opinión, desatienden sus obligaciones. «En nuestro centro algunos profesores no cumplen sus labores docentes. No imparten clase, hacen exámenes fuera de plazo y hacen comentarios inadecuados dentro de las aulas».
Indicaron a continuación que en el centro se «hacen comentarios inadecuados dentro de las aulas: comentarios racistas, machistas, tránsfobos y homófobos». Con respecto a este particular, los portavoces afirmaron que varios profesores se extralimitan vertiendo manifestaciones de índole «política que nada tiene que ver con la asignatura que imparten».
La soledad del alumno
Los problemas a los que aluden los estudiantes no son nuevos en ambientes donde la tensión por alcanzar la perfección en la ejecución es el denominador común. Ocurre en el deporte de élite, donde la repetición de un movimiento hasta el absurdo, hasta alcanzar la naturalidad, ocupa horas de la vida de los atletas. Sin embargo, en la educación musical, donde la ratio profesor alumno es 1:1, esto es, están solos en el mismo espacio, la línea entre lo asumido por las partes se agrava por la soledad del alumno.
En su alegato, la plataforma estudiantil citó una encuesta de la Federación Nacional de Estudiantes de Música en la que se recoge que 10% de los alumnos afirman haber sufrido acoso y que el 50% de ellos ha tenido conocimiento de casos de este tipo a lo largo de sus años de estudio.
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