El equipo de gobierno de Oviedo rechaza la reforma de la plaza de toros para un aforo de mil personas

Patrimonio rechaza ensanchar las puertas del coso taurino, sin uso desde 2007, y se ha mostrado en contra de alterar el tendido bajo. Las escaleras, las dimensiones de las localidades, la altura de los pasillos o el ancho de las puertas..., todo incumple la normativa.

Es por ello que el equipo de gobierno, dirigido por Alfredo Canteli, insiste en la necesidad de dialogar con el Principado. «No podemos hacer una inversión tan importante -sobre unos diez millones de euros- para que luego no tenga sentido. Para 1.000 o 1.500 personas no sería viable», afirmó ayer el alcalde, Alfredo Canteli, en un acto celebrado en el Ayuntamiento.

Su intención es llegar a un acuerdo por la Consejería de Cultura, liderada por Berta Piñán, porque «cuando se dialoga con gente normal, generalmente, se llega a un entendimiento». Un acuerdo que evitaría que el coso taurino «se caiga» y, en su lugar, vuelva a tener vida como lo hizo hasta hace trece años.

El Cordobés, Rivera Ordóñez y Jesulín fueron los últimos en salir a hombros aquella tarde del 21 de septiembre de 2007 tras dar buena cuenta de los seis astados de Peralta y las Monjas. A continuación se cerró la plaza. Unos meses antes, el Principado había catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) y menos de un año después, en marzo de 2008, el alcalde, Gabino de Lorenzo, la declaró en ruina y la clausuró. Desde entonces, el coso no ha hecho más que deteriorarse.

Nacho Ruiz Allen, arquitecto ovetense y profesor de la materia en la Aarhus School of Architecture, ha realizado los planos del estudio de viabilidad encargado por el Ayuntamiento para la reconversión del coso. Figura el acondicionamiento del ruedo como pista central multiusos, incluida la eliminación de «elementos propios del espectáculo taurino, como la barrera, contrabarrera, callejón y burladeros». De momento, toca diálogo.