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No tiene pinta de filósofo aunque sí de rockero. No es fácil definir la pinta de un filósofo, pero sí parece claro que si se tiene pinta de rockero, no se tiene pinta de filósofo. Pues como rockero es bueno y como filósofo y profesor, según sus alumnos, es mucho mejor. Buena gente, amable, sensato y con los pies en el suelo, ama la música, ama enseñar y ama al Colegio Loyola, donde ha estado toda su vida «salvo seis años de Universidad». En lo de la música dice que habla dos idiomas: «el musical general y el de Mark Knopfler». No en vano, estudió guitarra en el Conservatorio de los 12 a los 17 años y ahora gira por España con el espectáculo musical Real Straits, un homenaje al grupo británico Dire Straits, con Knopfler a la cabeza
Ángel Miguel García (Oviedo, 1976) es profesor de Filosofía en el Colegio Loyola y guitarrista. Pero no sólo eso, también es productor, arreglista y director musical.
Hijo de Ángel, un empresario que «perdí cuando yo tenía 15 años», y Valentina, peluquera y ama de casa. Vivió en avenida de Galicia y como tantos cientos de niños, incluso miles, jugó al fútbol en los prados de la Ería cuando allí sólo había tres o cuatro chalecitos y mucho espacio libre para patear un balón.
Estudió en el Loyola, lo que le ha marcado la vida entera, pues allí sigue. Se licenció en Geografía e Historia, «aunque casi puedo decir que soy especialista de todas las Humanidades». Desde 2001 es profesor en el mismo centro.
Lo de la Filosofía le viene de los estudios, pero la música le viene directamente de su padre, su hermano Toño, también fallecido, su tío y primos que tocaban la guitarra y cantaban «a la menor oportunidad. Mucho bolero, música sudamericana».
Estudió guitarra hasta grado profesional, pero dejó el Conservatorio porque «no me gustaba el estilo del Conservatorio». Lo suyo era más rockero. Con nueve años «descubrí 'Brothers in arms', de Dire Straits, y me di cuenta de que eso era lo que me gustaba. Por el camino conoció a Igor Paskual (Babylon Chat y Loquillo y los Trogloditas), «uno de mis grandes amigos; todavía toqué con él el otro día en el Burlesque».
Hasta que llegó al Loyola a dar clase se dedicó a la música profesional. «Durante la carrera toqué en la orquesta Revelación, ese fue mi primer trabajo como profesional. Aprendí mucho porque en una orquesta de verbena se aprende a salir del paso y te da el oficio de músico».
Tiene un hijo, Ángel, y asegura que en casa no escucha música de la que toca, es decir, lo suyo es escuchar «boleros, música tradicional norteamericana o algo de jazz».
A sus alumnos, que le adoran, según dicen ellos mismos, «les pongo ejemplos de la música, la vida y el deporte porque se parecen demasiado; para las tres cosas hay que trabajar duro y la vida es como la dialéctica platónica, construyendo poco a poco».
Ángel Miguel García rebusca entre Platón y Santo Tomás de Aquino mientras escucha a Armando Manzanero. Filósofo y rockero, profesor y bolerista. Mark Knopfler es la gran referencia.
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