JUAN CARLOS ROMÁN ..

El empresario que huyó de la vida plácida de Hunosa

Intensidad. Sonriente, melómano, familiar y activo. Instaló junto a unos socios el primer parque eólico de Asturias en Tineo, tras abandonar la hullera pública porque «no llevaba bien ese funcionariado». Ahora está jubilado y disfruta de «la libertad» de jugar al mus, al dominó o ir a la ópera

RAFAEL FRANCÉS

Domingo, 15 de octubre 2023, 00:27

Sonríe por defecto. Melómano, jugador de mus y dominó, jubilado, ingeniero de Minas, pionero de los parques eólicos en Asturias, empresario, montañero y tenista. El golf lo dejó nada más empezar pese a ser uno de los primeros en ser socio del Club La Barganiza. ... Hizo un máster en Chicago, de donde volvió por amor, y eso que recibió buenas ofertas de trabajo. Un amor que a día de hoy perdura. Trabajó en Hunosa antes de que se construyera el 'pozu Moqueta' en avenida de Galicia y abandonó la empresa pública hullera porque «me cansé de ese funcionariado, no lo llevaba bien».

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Enrique Álvarez-Uría. De niño.

Enrique Álvarez-Uría (Oviedo, 1946) disfruta de la «libertad de la jubilación» también porque se mantiene en una forma envidiable, que «me da la posibilidad de jugar al mus e ir a la ópera y a cenar con amigos. Hay muchas cosas que hacer».

Con su hijo, delante de la estatua de Nadal en Roland Garros

Hijo de Gerardo, médico ginecólogo, y Julieta. Le nacieron en el número 2 de la calle Magdalena y es el segundo de cuatro hermanos (Gerardo, Julieta y Gustavo). Estudió en los Maristas de la calle Santa Susana y recuerda de su niñez el «olor de la cocina» de su casa, los veranos en Luanco y «en la casa de mis padres en Hevia (Siero), que luego se la vendieron a Pedro Masaveu», los interminables días de juego en el Campo San Francisco y en el campo de maniobras (lo que hoy es Llamaquique) que «era la selva para jugar a pedradas. Tenías que tomar una colina y a pedrada limpia». Estudió la carrera en la Escuela de Minas de Oviedo, «debo reconocer que era empollón», empezó en Hunosa como analista de sistemas y estudió un máster en informática en Illinois, gracias a una beca de la Unesco, de donde volvió para casarse con Paloma Berros (1973). «Empaqueté los libros por correo desde Chicago pero en la estafeta no encontraban España porque buscaban en hispanoamérica y no en Europa».

La familia Álvarez-Uría Berros.

Volvió a Hunosa, se cansó de la empresa pública en 1980 y se puso a trabajar en Palencia en una mina de la familia que posteriormente vendieron. Seguramente ahí empieza el gran cambio. Se liberaliza el sector eléctrico en 1997, «creamos una empresa 'Northeólica' y comenzamos a poner medidores de viento para instalar el primer parque eólico de Asturias en Tineo, Pico Gallo. De ahí pasamos a construir plantas fotovoltaicas y me jubilé hace un año aunque sigo como socio». Sonríe de nuevo cuando recuerda lo construido hasta ahora y, sobre todo, cuando piensa en sus hijos Paloma, economista en Madrid, y Enrique, ingeniero de minas como su padre aunque trabaja a caballo entre Argentina y Chile. Y la sonrisa crece más si cabe si habla de sus nietos: Roque (11 años), Pelayo (9) y León (5) que «nació en Estados Unidos y ahora vive en Buenos Aires».

Una intensa vida marcada por la familia, el trabajo y la actividad social. Esta última le hizo ser miembro durante muchos años de Tribuna Ciudadana junto a Paloma «aunque ahora lo hemos dejado porque necesitábamos la libertad del tiempo que da la jubilación». De toda esa época de activismo social y cultural, destaca la gran amistad que cultivaron con el artista Juan Benito Argüelles y su esposa Lola Lucio.

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Una vida plena que ahora le lleva por el merecido camino de disfrutar.

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