Ejemplo de determinación

Hablar a alguien que es bailarina contemporánea de esfuerzo y trabajo es como mentarle a un tirador olímpico la puntería, el kit ya lo lleva puesto. Mira la vida desde unos profundos y también cristalinos ojos que escrutan sin desmayo todo lo que hay a su alrededor. Con empuje, mucho carácter, temperamental, friolera, directa, resuelta, hiperactiva y constante.

Nació en Israel, se enamoró de un ovetense y se vino a vivir a la capital del Principado. Todavía existen las historias de amor que cantaban Los Panchos ('Si tú me dices ven'). Dana Raz (Bat-Yam, Israel, 1985) aterrizó en Oviedo en 2012 para participar en un Festival de Danza en el Campoamor, dentro de la compañía Kibbutz Contemporary Dance Company, una de las más prestigiosas del mundo. Aquí conoció a Pedro, «por la noche tomando unas copas aunque no fue un encuentro romántico». Se intercambiaron los Facebook y la cosa fue rodando «con llamadas de Skype» y muchas risas. «Vino a verme a Nápoles y Sevilla mientras yo estaba de gira y también fue a Israel. La verdad es que viajamos mucho».

«Viajar es el lado maravilloso de mi profesión y aunque no hay nada malo, sí puedo decir que es difícil pues es un mundo de mucha constancia y mucho esfuerzo porque siempre se está trabajando debajo de la palabra perfección, que no existe, pero se intenta».

El caso es que surgió el chispazo y en 2014 Dana dejó su vida en Israel y se plantó en Oviedo, así, a plomo. Con esa decisión y valentía que la caracteriza, «no tuve miedo a venir a España con una maleta, quizá, cómo se dice... (aunque habla muy buen español y lleva en Oviedo diez años algunas palabras se atragantan) desasosiego, eso desasosiego por no saber qué va a ser de tu vida, pero con el picante y la curiosidad de ver lo que me va a ofrecer la vida».

Es profesora de danza contemporánea «con mi propio método aunque no he inventado nada, sólo mezclo cosas necesarias y las hago a mi gusto», tiene su propia compañía 'Dana Raz Dance Proyect' que recientemente ha terminado sus actuaciones tituladas 'TridialogFem' en la Laboral y es madre de un niño, Ilay, al que, como a su madre, también le cuesta estarse quieto. Mientras estaba embarazada le diagnosticaron un cáncer de mama y le provocaron un parto prematuro parta poder darle sesiones de quimio. Ha debido sufrir pero no lo refleja en la forma de hablar sobre la situación. O al menos lo intenta. Sabe que hay que ir hacia delante y lo cumple.

Tiene claro lo que quiere y en ello está. «Mi propia compañía que pueda trabajar con ella a lo largo del año, dar formación. Es decir, quiero lo que yo recibí en Israel en Oviedo».

Se considera temperamental y propensa a juzgar a las personas aunque «siempre me digo que tengo que parar porque no conozco la realidad de la gente con la que hablo para juzgarlos» pero «calo a la gente». ¿Será una cuestión de vibraciones?

Dana Raz vive bien en Oviedo «entre gente hospitalaria» y pone cara de determinación con cada cosa que intenta. Seguro que no hay que hacerla enfadar.

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