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SANDRA S. FERRERÍA
OVIEDO.
Martes, 10 de diciembre 2019, 02:02
La tienda La Favorita ha cumplido este 2019 ciento cinco años de historia en el local situado en la calle El Fontán. Pero la historia del edificio se remonta a muchos años atrás, concretamente a 1660 cuando Andrés de la Vega pidió permiso municipal para ... construir cinco casas en la 'huerta de la Balesquida', tal y como explica Pedro Pablo Llavona, copropietario del popular e histórico establecimiento comercial.
La tienda, aunque hoy mira a la calle El Fontán, ocupa un bajo del número dos del Arco de los Zapatos, y tendrá que cambiar de vistas durante una temporada. Todavía no saben cuándo sucederá exactamente, aunque calculan que será en el último trimestre de 2020, ya que la familia Llavona, propietaria del edificio, quiere rehabilitar el inmueble. Esta rehabilitación traerá consigo que la «sala de venta» pase a situarse, mientras dura la obra, en la zona trasera de la tienda, exactamente, donde tienen el almacén y donde empaquetan el famoso azafrán de 'La Favorita'. Al proceder al arreglo del edificio y el traslado de la tienda, también habrá que cambiar la puerta de entrada, sitúandola por el número 4 del Arco de los Zapatos.
Los propietarios afirman que, aunque lo tienen en mente, todavía queda mucho para poder llevar a cabo la obra. Así, necesitan presentar un proyecto y solicitar las licencias y permisos administrativos pertinentes ante el Ayuntamiento para reformar el local de cara a los trabajos de recuperación del edificio.
Tal y como explica Pedro Pablo Llavona, el edificio cuenta con tres plantas, «con dos predios de unos 130 metros cuadrados construidos, y un tercero de 90 metros». Asimismo, el bajo del que forma parte La Favorita mide aproximadamente 170 metros cuadrados construidos «incluyendo los soportales, que forman parte de la propiedad».
Lo que los propietarios tienen claro es que tras la rehabilitación del edificio, La Favorita continuará con su actividad en su localización actual. Mientras se desarrolle la obra, los Llavona confían en la fidelidad de sus clientes, ya que «es por el bien» de una tienda centenaria «que espera seguir prestando sus servicios muchos años más».
Qué ocurrirá con el edificio cuando se rehabilite es una incógnita. Así, no está claro quién lo promocionará, ni se va a dedicar a viviendas, apartamentos, estudios, despachos o al sector de la hostelería.
En los últimos años, la baja rentabilidad de otras activos y la atonía del precio de la vivienda, está desviando a muchos inversores al mercado inmobiliario del alquiler, en especial, hacia el turístico. Comansa proyecta un apartahotel en el Hogar del Pensionista; en su trasera, en Schultz, otro edificio casi entero está ocupado por pisos turísticos, y proyectos similares buscan revivir edificios en mal estado en el Oviedo Antiguo.
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