El número 1B de la calle Santa Ana será derribado para construir la segunda fase del Bellas Artes. ALEX PIÑA

El edificio de la calle Santa Ana sobre el que se ampliará el Bellas Artes se demolerá en dos fases

El desmontaje, que durará quince días y costará 171.000 euros, se llevará a cabo planta por planta y comenzará a mano por la cubierta

Alberto Arce

Oviedo

Martes, 7 de mayo 2024, 02:00

La segunda y última fase de la ampliación del Museo de Bellas Artes de Asturias comenzará de manera inminente con el derribo del número 1B de la calle Santa Ana, sobre el que se erigirá el nuevo edificio que servirá de eje intermedio ... entre el palacio de Velarde y la ampliación. La demolición, que durará quince días y costará poco más de 171.000 euros, se ejecutará en dos fases bien diferenciadas. Dadas las condiciones del inmueble –una construcción adosada al número 3 de la calle con paso y patio de luces en la colindancia con Velarde–, los trabajos se realizarán de forma mixta. La empresa llevará a cabo de forma inicial un primer desmontaje manual de la estructura y, después, cuando la altura lo permita, se continuará por medio de maquinaria.

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El derribo será completo e incluirá la fachada principal, ya que no se considera un edificio relevante a efectos arquitectónicos o artísticos. Tal y como aparece en la documentación, firmada por el arquitecto navarro Patxi Mangado, «el proyecto que presentamos ocupa el lugar del añadido, que ahora se derriba, al palacio de Velarde, que constituye la pieza arquitectónica más destacable del conjunto de actuaciones que configuran el Museo de Bellas Asturias».

  • Vallado La empresa vallará todo el perímetro del edificio antes de comenzar el derribo y colocará señales de peligro.

  • Cubierta El desmontaje comenzará a mano por la cubierta y las ventanas, y seguirá hacia abajo de forma simétrica.

  • Máquinas Cuando la altura lo permita entrarán en juego las máquinas de empuje para terminar de tirar el edificio.

  • Solar El inmueble desaparecerá por completo, fachada y estructura, por su falta de valor arquitectónico y artístico.

En ese sentido, «la citada ampliación que ahora se sustituye por el nuevo proyecto, realizada durante los años setenta, constituye una torpe recreación arquitectónica sin interés que tapó totalmente la fachada norte del palacio». Desaparecerá sin pena ni gloria. Y es que su mera existencia supone «una desconsideración respecto a la factura arquitectónica y artística» de Velarde.

Las tareas de derribo se prevén rápidas y ya están perfectamente definidas. Primero se vallará el edificio por completo y se incluirán avisos de peligrosidad a la atención de viandantes y vehículos; después, se apuntalará la estructura, se anularán todas las acometidas hacia la red de saneamiento y arrancará el desmontaje de ventanas, cristaleras o barandillas, al que seguirá el de la cubierta del edificio. Todo ello de forma manual. El proyecto también recoge que «si la teja tuviese algún interés para rehabilitaciones u otra construcción, se apilará en un lugar protegido».

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De este modo irá desapareciendo la estructura de madera de la cubierta y, de arriba hacia abajo, se irán desolidarizando las fachadas de los elementos de estructura, forjados y paredes medianeras. Los profesionales de la empresa adjudicataria de los trabajos irán descendiendo poco a poco, planta a planta, al mismo nivel y de forma simétrica, eliminando la carga de los elementos antes de demolerlos y anulando los arcos y bóvedas.

Será a partir de ahí, «cuando ya la altura del edificio lo permita», cuando se pasará a la segunda fase y se demolerán los restos por medio de maquinaria de empuje, siempre hacia el interior, apuntalando las fachadas contiguas para evitar cualquier tipo de incidencia durante todo el proceso.

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La factura, una vez terminada la obra y realizado el desescombro, un total de 1.646,87 toneladas de residuos, entre ellos 180 kilos de algunos materiales que pueden contener amianto por las características propias y la edad del edificio. Se trata de un cálculo estimado, aunque el proyecto no prevé la existencia de amianto en el inmueble, al menos no de forma notable, pero si aparece, se realizará su tratamiento por parte de una empresa especializada.

Cafetería con vistas

Lo que quedará tras estas obras será una parcela de forma rectangular que servirá de lienzo para levantar la segunda fase de la ampliación del Museo de Bellas Artes. Un nuevo inmueble de 1.838 metros cuadrados construidos a distribuir entre dos sótanos, planta baja y tres alturas.

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El edificio albergará un salón de actos en la planta baja, el taller de restauración en la primera, las oficinas y dependencias administrativas en el segundo piso y, finalmente, en la tercera planta, con vistas hacia la Catedral, la tienda del museo y la cafetería. También dispondrá de dos plantas a modo de sótano, que permitirán conectar con la primera fase de la ampliación.

De llevar la obra a cabo se encargará la empresa Tableros y Puentes S. A. (Tapusa), que presentó una oferta de 4,4 millones de euros y promete rebajar su duración en dieciséis semanas. La financiación del proyecto será posible gracias a la inclusión del Museo de Bellas Artes de Asturias en el Plan Nacional Turístico Xacobeo 21-22, lanzado por el Gobierno de España, y que corre a cargo de los fondos Next Generation de la Unión Europea.

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