Dulces en hueveras de cartón, trabajo de Manu Jara

La tradición pastelera en Oviedo es una de las más antiguas e importantes de España, sobre eso hay pocas dudas. Por eso dentro de la Capitalidad Gastronómica de España, la actividad municipal 'Oviedo Llambión' invitó ayer al afamado pastelero afincado en Sevilla, Manu Jara, a dar una clase magistral en los locales de la Escuela de Pastelería y mostrar así su forma de interpretar la repostería «desde un punto de vista francés, que es parte de mi escuela, y ahora andaluza, que es donde trabajo», según explicó el propio Jara, a las casi setenta personas que se dieron cita para escuchar y aprender con el maestro repostero.

Una clase magistral compartida con antiguos alumnos de la escuela y con el público con pasteleros reputados y el concejal de Turismo, Alfredo García Quintana, así como el presidente del Gremio de Confiteros y director de la escuela, Alberto Díaz.

Jara habló y creó en directo una de sus especialidades, los dulces individuales que presenta en hueveras de seis o doce: «Cuando nosotros creamos ese bocado dulce, pues qué mejor embalaje que la huevera de cartón de toda la vida. Vendemos los seis pasteles en la huevera de seis o en la huevera de doce. Eso ha sido otra parte también del éxito nuestro, porque cuando la gente venía a las cenas o a las comidas con una caja de huevos se sorprendía mucho y hasta desconfiaba y cuando cambiaba la huevera era un festival de colores, de texturas y de sabores».

Por su parte, García Quintana aseguró a los presentes que «creemos que la repostería y la pastelería de Oviedo está considerada como una de las mejores de España. Cataluña y Asturias creo que son las potencias y queremos darlo a conocer. Oviedo, además, tiene algún establecimientos centenario y tiene productos y pasteles que están vinculados a la ciudad, identificados con Oviedo, y tiene unos magníficos profesionales. Así que la capitalidad Española de la Gastronomía este año en Oviedo tiene mucho que ver también con la pastelería y la repostería», añadió.

Durante cerca de una hora, los asistentes observaron la calidad en el manejo de ingredientes e instrumentos del repostero y se asombraron cuando la presentación de los ricos dulces se realizaba en esas hueveras de cartón.