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Vive dedicado a preservar los valores en los que cree como la familia, la lealtad o la importancia de la palabra dada. De ese apretón de manos que no necesita ninguna firma para que su cumplimiento sea obligado. Los valores de lo que en Asturias se denomina 'un paisano'.
Jesús Álvarez-Linera Prado (Oviedo, 1963) ha salido últimamente a la luz pública porque es el autor del cartel del Día de América en Asturias 2024 en el que con limpieza de líneas recuerda la epopeya de la emigración asturiana. «Del camino que hicieron nuestros abuelos, un camino de valientes porq ue el campeón no es el que siempre gana, sino el que se levanta después de caer. Quiero que los niños aprendan y conozcan la emigración para que se den cuenta de que todos somos emigrantes y venimos de un pueblo».
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Hijo de César, magistrado y Concepción, profesora de piano y fiel educadora de nueve hijos, nació en la calle Cervantes aunque su primera infancia y sus recuerdos son en Pesoz «donde viví con mis abuelos».
Más tarde vuelta a Oviedo para estudiar en el Auseva de la calle Santa Susana y «en tercero de BUP se integraron las Ursulinas. Fue muy edificante e interesante». Sonríe.
Dentro de una familia de juristas, parecía claro que tenía que estudiar Derecho pero antes de eso tomó una decisión trascendental: «Me matriculé en la Escuela de Arte de Oviedo» y el gran retratista César García Pola «me dio las primeras nociones. Allí conocí a Félix Alonso Arena, escultor que vive en Sevares (Piloña), que fue mi maestro. Lo mío era dibujar y la escultura». Empezó a recibir encargos, el primero fue un minero, pero rápidamente se dio cuenta que para vivir del arte en la España de aquellos años había que irse a Madrid. Y no quiso.
Así que se puso a trabajar en una inmobiliaria «ahí aprendí la importancia de estudiar Derecho»; se matriculó y se licenció. «Lo del arte lo corté cuando empecé a trabajar porque en Oviedo no había recorrido». Empezó en empresas familiares, pero no de su familia sino empresas que mostraran unos valores «como la palabra dada o ayudar y pensar en los demás».
Mientras hacía la Prestación Social Sustitutoria para evitar ir a la mili «porque el tema de las armas no me gusta» conoció a la que hoy es su mujer, Isabel, en una Oficina del Ministerio de Justicia donde estuvo destinado. Del matrimonio, dos hijos Paula, que es ingeniera, y Jaime, que estudia bachiller. Mientras habla de ellos a Jesús Álvarez-Linera se le iluminan los ojos. Padre orgulloso.
Es un estudioso de la emigración y puede contar anécdotas e historias de los emigrantes y los indianos de carrerilla y sin parar. Escribe las cosas que le interesan en una libreta con las tapas azules y escucha mucho siempre mirando de frente.
Sonríe y explica con las manos y cada poco tiempo recuerda y vuelve sobre el asunto de los valores y la importancia de la palabra dada. Tiene mucho que ofrecer y por ahora lo ha hecho en un cartel, un compendio de la emigración.
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