José Antonio Bande, segundo por la izquierda, con los tres nuevos seminaristas. MARIO ROJAS
Día del Seminario

«Nada me había llamado tanto como el sacerdocio; estoy sumamente feliz y lleno»

Tres seminaristas cuentan cómo recibieron la llamada de Cristo dentro de la campaña 'Sembradores de esperanza'

P. A.

Oviedo

Viernes, 14 de marzo 2025, 01:00

Con motivo del Día del Seminario, que se celebra coincidiendo con la festividad de San José, patrono de los seminaristas, el rector, José Antonio Bande, ... presentó la campaña 'Sembradores de esperanza'. Y esperanza es lo que hay, porque actualmente cursan estudios en el Seminario veinticinco seminaristas; entre ellos un diácono que recibirá en junio la ordenación sacerdotal. Con los miembros del Redentoris Mater y Lumen Dei «suman una treintena, una realidad esperanzadora para la Iglesia Diocesana, para la Iglesia Universal», dijo.

Publicidad

Bande estuvo, para la ocasión, acompañado por tres seminaristas, que explicaron «cómo Cristo ha influido» en sus vidas. El venezolano Mario Yépez, de cuarto curso, relató que «después de una operación compleja, decidí entregar mi vida a Cristo». «¡Qué regalo más grande he recibido! Como mis compañeros, era la misma llamada, lo que cambiaba era la forma», explicó. «Nada me había llamado tanto como el sacerdocio, estoy sumamente feliz, lleno y completo», agregó.

El madrileño Fernando Aranda sintió «la llamada en los años locos de la Universidad, en el Erasmus». Nunca se había planteado este camino; si bien se dio cuenta que la diversión estudiantil «me dejaba vacío». Un verano, el Camino de Santiago le llevó hasta Covadonga y ante la Santina, en la cueva: «Dios me dio la sorpresa de mi vida, sentí que me decía que era para él». Eso queda «grabado de por vida, es muy difícil describir lo que siente el corazón». Con todo, continuó con su vida programada, siguió estudiando, «pero no dejó de dar guerra hasta que supe que no lo podía ignorar». Tras hablar con un sacerdote y mucha reflexión de por medio, entró en el Seminario. Ya lleva tres cursos.

«En Secundaria» apareció la inquietud vocacional del nicaragüense Odorico Castilblanco. Optó, entonces, por «eludir la llamada», pero lejos de desaparecer «se incrementó». Estando en Estados Unidos, con planes de trabajo, reconoció «que el Señor me llamaba a un camino pleno y feliz». Hace tres años dio el paso hacia «la plenitud» y la felicidad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€

Publicidad