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Siente el socialismo desde niña –su padre fue alcalde de Mieres– y militó en el partido desde muy joven. No llegó a tener un cargo oficial hasta que en 2018 le confiaron la Delegación del Gobierno, de la que se despidió con elegancia, deseando ... lo mejor a Adriana Lastra –«un modelo de mujer socialista, comprometida, feminista, luchadora y capaz de compatibilizar la vida política y familia», explica; un reconocimiento que extiende a la vicepresidenta Gimena Llamedo–. Su primer trabajo le llegó de la mano de otro socialista, Antonio Masip, en su despacho de abogados. En pleno 1982 y afincada en Madrid, fue asesora del grupo parlamentario saboreando las mieles del «triunfo socialista». De regreso a Oviedo, trabajó 30 años en la Administración hasta que llegó a la Delegación del Gobierno, cargo que compatibilizó con el de secretaria general de la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo, que sigue ostentando. Delia Losa (Mieres, 1954) tomó las riendas de la AMSO como candidata de consenso en 2022. Cumplidos los 70 –aunque le duela pronunciarlos–, sigue activa en la Casa del Pueblo, trabajando en favor de Oviedo.
–No aparenta su edad.
–Ni la siento. No me gusta decirla, porque cada vez que la digo, me doy a mí misma una bofetada, no me lo puedo creer.
–Nació en Mieres en el seno de una familia socialista.
–En una familia de socialistas que sufrió muchísimo con la guerra y la posguerra. Soy la cuarta generación. Esto es como una dinastía que no sólo la tienen los títulos nobiliarios, también la tenemos los que provenimos del otro sector de la sociedad. Me crié imbuida en el espíritu del socialismo, en las convicciones. Mi padre fue alcalde, pero tampoco era un político de practicar en el partido, era simplemente un socialista. Lo más fácil era seguir el ejemplo.
–Se licenció en Derecho.
–En Oviedo. Fue una etapa feliz, donde empecé yo a disfrutar Oviedo, mi segunda patria. Nos pilló la Transición estudiando la carrera y con la fuerza que te da la juventud, afrontamos esa etapa con mucha energía, con mucha fuerza y hasta con alegría porque veíamos la luz al final del túnel por fin.
–¿No llegó a un cargo oficial hasta que fue delegada del Gobierno entre 2018 y 2024?
–Cuando vivía en Madrid, con el triunfo del PSOE en el 82, entré en el grupo de asesores del Grupo Parlamentario Socialista. Cuando volví, pasé la militancia a la AMSO. Estuve en la gestora con Ramón Quesada y con Carreño, y fueron contando conmigo.
–Y llegó al cargo oficial de delegada.
–Es el único cargo político que tuve.
–Cuando salió dijo que habían sido años duros.
–Yo partía con una ventaja. Como había trabajado en la administración durante 30 años, la gestión de las tareas administrativas la conozco y esa parte de la Delegación no me sorprendió; pero sí te das cuenta de la envergadura, de la responsabilidad que tienes entre las manos. Es verdad que la Delegación, con el tema de las autonomías, queda como muy diluida y la gente, en general, no sabe para qué sirve la Delegación del Gobierno de España. Encima de la mesa te encuentras con que tienes que gestionar infraestructuras del Estado, como carreteras o ferrocarriles; gestionar o dirigir todas las materias relacionadas con la Demarcación de Costas, con la Confederación Hidrográfica, con Industria... es que digamos que se repiten las mismas competencias que hay a nivel autonómico, aunque no se repiten pero se complementan.
–¿De ahí el lío de competencias tras la DANA? ¿Saben los políticos lo que tienen que hacer?
–Por lo que se ve, allí hay gente que no lo supo. Cuando estaba en la Delegación del Gobierno, la consejera que llevaba todo el tema de emergencias era Rita Camblor y trabajamos coordinadamente desde el minuto cero. Tienes la obligación de saber desde el primer día las competencias que te ponen sobre la mesa, o ¿qué vas a un cargo simplemente a presumir?
–¿Pero faltó esa coordinación con el Estado?
–No. Lo que faltó fue que la persona o el equipo de Gobierno de Valencia fuera consciente de lo que se venía encima y de poner inmediatamente en funcionamiento todos los protocolos para hacer frente a situaciones de emergencia. No lo hicieron.
–Cuando supo de la caída del argayo en el Huerna. ¿Respiró por no ser la delegada del Gobierno?
–Me solidarizo con la delegada. Lo primero, dar gracias al cielo porque no hubo una víctima, en un deslizamiento de esa magnitud lo lógico era que hubiera habido víctimas. Así todo, pensar lo que te viene encima para gestionar que se solucione cuanto primero mejor y las presiones que sabes que vas a tener, que está habiendo –porque esto dificulta mucho y el transporte de mercancías es fundamental–... Yo no sentí ese 'menos mal que no estoy', lo sentí como algo propio y me solidaricé mucho con la delegada, sé que para ella es un sufrimiento y una responsabilidad.
–¿La AMSO es tan fiera como la pintaban? Parece más calmada.
–Lo que pasa es que este partido, como es tan democrático y tan participativo, estamos en puro debate siempre desde la lealtad. Aquí siempre hay alguien que te manifiesta una opinión diferente, pero eso enriquece. Ahora, a lo mejor es que la gente se siente más escuchada, pero sí había esos debates que a veces llegaban a grados que no deberían.
–¿Por qué cree que perdieron la Alcaldía?
–Seguramente que algo hicimos mal. El gobierno de coalición, el tripartito, fue muy complejo y como lo fue, era muy fácil perderlo.
–¿Cómo ve la política local?
–Yo veo un Grupo Municipal Socialista muy sólido, con personas muy convencidas de la necesidad de cambiar las políticas de Oviedo, gente preparada que quiere mucho Oviedo. Carlos Llaneza es un amante indiscutible de Oviedo y no hablo sólo de Oviedo ciudad, porque aquí la derecha cuando habla de Oviedo parece que sólo piensa en el casco urbano y Oviedo es mucho más que eso: tiene pueblos de una entidad y de una personalidad muy importante, y estoy pensando en cantidad de pueblos que ni se les nombran. Es que aquí salimos de las fiestas de San Mateo para entrar en las jornadas gastronómicas de no sé qué... y, claro, está muy bien promocionar a Oviedo turísticamente, gastronómicamente, pero Oviedo es mucho más que eso.
–¿Quiere decir que la zona rural está abandonada?
–Totalmente, no tengo ninguna duda, y barrios también. Villafría, Ventanielles...
–¿Cómo ve a Carlos Fernández Llaneza después del Pleno que forzó para debatir el estado de Oviedo? Hubo mucha tensión.
–Este equipo de gobierno está tan endiosado que no se da cuenta de que la oposición tiene un papel que realizar. El Grupo Municipal Socialista está haciendo un seguimiento muy responsable de la gestión municipal, mirando la ejecución presupuestaria, cómo va el desarrollo de las de las obras, si tenemos atrasos como está pasando con todas las obras o sobrecostes, que lo que dan es idea de que está mal gestionado. Y la pérdida de fondos de europeos, que lo sufre la ciudad y la ciudadanía. Es un ejercicio de responsabilidad que el portavoz del Grupo Municipal Socialista, en este caso el jefe de la oposición en Oviedo, pida que el Ayuntamiento dé cuentas. Lo que sí encuentro un desprecio es que el alcalde no responda al jefe de la oposición.
–La relación entre Canteli y Carlos Fernández Llaneza no pasa por sus mejores momentos.
–Es que al alcalde... Como le lleves la contraria, estás condenado.
–Usted se llevaba bien con él.
–Me llevaba bien, yo me llevo bien. Hay algo que deploro enormemente, que son los ataques personales a cualquier político y como miembro de un partido donde tienen a nuestro presidente del Gobierno y secretario general del partido, Pedro Sánchez, completamente machacado a nivel personal, podrán entender que si ya no me gustó nunca, mucho menos me puede gustar cuando lo estamos viviendo en nuestras carnes. Es decir, yo parto de esa premisa: los ataques personales, en absoluto.
–¿Qué le parece el pacto del equipo de gobierno con IU de cara a los próximos presupuestos? ¿Erigen a IU como líder de la oposición?
–Eso es una práctica política que ya se hizo más veces, no es algo que nos sorprenda. IU es libre para tomar las decisiones; nosotros somos un partido de izquierdas y tenemos una visión de cómo debe ser el municipio de Oviedo y por eso discrepamos y no pactamos.
–¿En qué dirección cree que debe ir Oviedo?
–Defendemos una ciudad más abierta, más participativa.
–¿Se ve candidata a la Alcaldía?
–Tenemos ahora un candidato maravilloso que se llama Carlos Llaneza y ese es al que veo yo como próximo alcalde de Oviedo.
–¿Qué ve en La Vega?
–Es una zona emblemática y puede llegar a ser el referente de la ciudad tanto en materia cultural como materia de desarrollo de áreas para la actividad económica, actividades relacionadas con el mundo de la investigación socialsanitaria... Puede cambiar la fisonomía de Oviedo e incluso la economía y el concepto que pueda haber de Oviedo fuera de Oviedo.
–¿Cuáles son sus referentes?
–En mi juventud, mis referentes políticos eran Felipe González y Alfonso Guerra, pero con el transcurso de los tiempos y cómo esas personas fueron comportándose con respecto al partido hizo que muchos socialistas sufriéramos un grandísimo desencanto. Están instalados en la deslealtad. Este es un partido que permite la discrepancia, pero no la traición.
–¿Y ahora?
–Sin dudar, Pura Tomás, Carmen Calvo y esas mujeres socialistas anónimas que estuvieron ahí desde el principio, sufriendo por sus ideas. También destaco a Zapatero, que el tiempo está demostrando que es un socialista ejemplar, un hombre bueno, leal. Ya lo demostró durante su Gobierno con todas las leyes que hizo que supusieron un salto exponencial, como políticas de igualdad, el matrimonio entre personas del mismo sexo, y que convirtieron a España en un ejemplo de progresismo en el mundo el mundo. Y ahora tenemos a Pedro Sánchez.
–¿No se mueve ahora ni un ápice sobre Pedro Sánchez?
–En mi cerebro no cabe ni la más mínima duda sobre las capacidades de Pedro Sánchez y sobre su gestión.
–Es feminista.
–Claro. Si soy mujer, cómo no lo voy a ser.
–¿Cómo están las mujeres hoy en día?
–Luchando, como siempre, porque aunque se consiguió muchísimo gracias a las políticas feministas de los gobiernos socialistas, nos falta mucho, que todo eso se impregne en nuestra conciencia y en nuestra mente porque vivimos en un mundo en el que el machismo supura por todos los lados y aunque a veces es más sutil, está ahí y lo notas.
–Caso Errejón en Oviedo. ¿Qué opina de las denuncias anónimas?
–Como hoy todavía está muy impregnado todo de ese modelo machista, yo entiendo que haya mujeres que tengan miedo y vergüenza a denunciar abiertamente una agresión y lo que sí les digo es que tienen que superar eso porque, afortunadamente, los gobiernos del partido socialista crearon servicios como la unidad de víctimas, el centro de crisis que, aparte de por supuesto de la Policía y la Guardia Civil, en esos centros hay mujeres profesionales que te va a recibir, a canalizar esa situación que tú padeciste sin que te veas desprotegida. No me atrevería yo a juzgar a alguien que por temor denuncia a través de una red sin que se la vea. Y hay que insistir en las campañas para que denuncien.
–¿Queda Delia Losa para rato?
–Vinculada a la AMSO voy a estar siempre, porque yo ya te digo que esto es una cuestión generacional. Esto es como quien heredó un título nobiliario.
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