La defensa de Óscar Sánchez, el paciente psiquiátrico acusado de acabar con la vida del que era su cuidador, Leónidas Laborde, en el piso de la calle Fuente la Braña (La Corredoria) donde ambos vivían, sostiene que el fallecimiento del 'viejo Leo' tuvo que ... ver con «las enormes deudas de juego que tenía» y que ello «le pudo llevar a un intento de suicidio». El abogado de 'Oscarín', Amaro Fernández Miranda, reitera que tampoco se puede descartar la hipotética participación de terceras personas, si bien la familia del difunto tiene claro que se trata de un caso de asesinato. Fernández Miranda manifiesta que su cliente defiende su inocencia y que le llegó a declarar lo siguiente: «Yo, lo que estoy es preocupado porque me podían haber apuñalado a mí».
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Oscarín se encuentra actualmente en prisión provisional. Por lo pronto, la jueza del Juzgado de Instrucción número 4 de Oviedo, María Luisa Llaneza, ha solicitado al Instituto de Medicina Legal un informe sobre el estado de salud mental de Laborde Escobar, de 67 años, durante las semanas y meses previos a su muerte, y si recibía tratamiento médico para la depresión, así como los informes oportunos de su centro de salud.
«Es una persona que tiene una fuerte adicción, unido a depresiones, pero no sabemos si estaba siendo tratado; también tuvo un intento de suicidio como consecuencia de la muerte de su hijo. Entendemos que no se debe descartar la posibilidad», según matizó el abogado defensor en un programa matinal de TVE este viernes. También se aferra a la conversación que el fallecido mantuvo con la última mujer que lo vio con vida, a la salida del salón de juegos de La Corredoria donde estuvo jugando a la ruleta y a la que, al parecer, aseguró que las próximas Navidades las iba a pasar «en el cielo, con Dios».
Para descartar o confirmar la posibilidad del suicidio, la jueza también ha pedido que se remita desde Medicina Legal un segundo informe en el que se detalle «la trayectoria del arma blanca empleada, la profundidad de la herida, la posición del agresor y de la víctima, y si la herida corto punzante que presentaba el fallecido es compatible con un acto de autolisis».
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Fernández Miranda admite que se trata de un caso «bastante extraño» y que su cliente, de 54 años y una persona «vulnerable» por su minusvalía, no tiene la fuerza física necesaria para cometer un crimen como este.
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