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Ha hecho de los trajes de novia su profesión pese a que cuando empezó a estudiar diseño hace ya no tantos años, tenía 17, tuvo que hacer un examen fin de curso con una colección de novias y «estaba atacada porque no me gustaban».
El tiempo ha pasado y el destino en forma de amor la llevó también por ese camino, más allá que la propia vocación.
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Mira el mundo desde unos enormes ojos muy claros, se expresa con normalidad aunque no mueve mucho las manos al hacerlo. María Argüelles (Oviedo, 1963) es diseñadora de moda, principalmente vestidos de novia. Hija de Pablo y Covita, la nacieron en el Sanatorio Blanco y pronto sus padres se la llevaron a su casa de la calle de Santa Susana. Allí vivió un niñez feliz «jugando en el Campo San Francisco al 'cascayu' y a la goma, patinando en el paseo del Bombé y huyendo de los guapísimos guardas del parque (con uniforme marrón y con una banda de cuero al pecho) que nos multaban con una peseta si pisábamos el césped. También jugábamos en el campo de maniobras que nosotras llamábamos, las piedrinas».
Fue al colegio en las Ursulinas y en Londres. Con 17 años estudió diseño de moda en la Escuela de Goymar, en el paseo de la Castellana y volvió a Oviedo «cuando mi padre dijo que se había acabado la fiesta». Pensando en cómo plantearse su futuro, una noche en la Santa Sebe (calle Altamirano) «tomando unas copas conocí a Josechu que ya estaba en el diseño y ahí comenzó la historia». Josechu es el también diseñador Josechu Santana, su marido con el que está casada desde 1989 y con el que ha tenido dos hijos, Pablo, que es actor, e Ignacio, que se ha «dedicado a las bicicletas». «A ninguno de ellos les gusta ni quieren dedicarse al negocio familiar».
La pareja empezó a hacer colecciones «y nos pusimos por nuestra cuenta aunque viajando mucho a Madrid». La primera tienda la montaron en Gijón «para no hacerle la competencia a mi suegra», que se dedicaba a lo mismo. Años más tarde, regreso a Oviedo a la calle de Cimadevilla «donde estuvimos 10 años y empezamos a despegar de verdad con trabajos para México, Japón o Moscú».
Todo iba viento en popa hasta la llegada de la crisis de 2008 «y 'chispún'. Cerramos Oviedo y volvimos a Gijón» y otra vez a remar. Ahora tienen el taller en Oviedo y una tienda, 'De boda con María', en la calle González del Valle.
Fuera del diseño, ocupa el tiempo libre que le queda entre sus hijos, su marido, la cocina, la lectura y las series. Normalidad.
Es cocinera y dice que tiene mano aunque «no soy de platos elaborados». En eso de la cocina es rara porque la mejor tortilla del mundo no es la de su madre, es la suya, según ella misma dice, «pero con cebolla». Habrá que probarla. El debate está abierto y suele dejar muchos cadáveres en el camino, sobre todo porque la tortilla de patata, si es para comer en el momento, no debe llevar cebolla.
María Argüelles tiene la suerte de «disfrutar trabajando» y hacerlo en lo que le apasiona. Qué más puede pedir.
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