El decano Antonio González-Busto, en el Ilustre Colegio de Abogados. ALEX PIÑA
Antonio González-Busto | Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Oviedo

«Ser decano del Colegio de Abogados es un servicio, aquí no se viene a destacar»

«El balance del primer año es muy positivo, hemos conseguido avances en el ámbito del turno de oficio que eran reivindicaciones antiguas»

Paz De Alvear

Oviedo

Domingo, 15 de septiembre 2024, 02:00

Antonio González-Busto (Oviedo, 1967) acaba de cumplir su primer año como decano del Ilustre Colegio de Abogados –una familia que aglutina a más de 4.000 letrados–. Recibe a este diario para hacer balance de un ejercicio en el que ha logrado mejoras para ... el turno de oficio, entre otros asuntos. Lector voraz y orador brillante, tiene las ideas muy claras: «Apuesto decididamente por aquello en lo que creo y creo en la Abogacía como una profesión libre, independiente, prestigiosa y orientada siempre a la defensa de los derechos de los clientes antes que al interés particular de ningún abogado», afirma. Afronta el resto del mandato con muchas ganas y una capacidad de trabajo que le hace levantarse a las cinco de la madrugada y no saber lo que es un día libre a la semana. El decano y su despacho –González-Busto Servicios Jurídicos– así se lo requieren. Familia, Compañía de Jesús y experiencias personales son los tres pilares fundamentales de su vida.

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–Pregunta obligada: ¿qué balance hace de su primer año al frente del Decanato?

–Muy positivo. Desde el punto de vista personal está siendo una experiencia muy enriquecedora; y desde el punto de vista más profesional, es muy positivo por los avances que se han conseguido como, por ejemplo, en el ámbito del turno de oficio. Hemos conseguido ya dos cuestiones muy importantes, que eran reivindicaciones antiguas: una es, retribuir la disponibilidad de las guardias en todos los partidos judiciales de Asturias; y otra es que los letrados del turno tengan garantizada la retribución de su trabajo con independencia de que al justiciable se le reconozca luego el derecho a la asistencia jurídica gratuita. El Principado cubre en todos los casos los honorarios de los abogados del turno de oficio, que era también una reivindicación antigua y que se ha conseguido ahora. Y, recientísimamente, hemos conseguido que no se produzca una demora que el Principado acumulaba en los meses de diciembre, enero y febrero, y que esos tres meses no lo pagaban hasta marzo. Ahora ya hemos podido conocer que nuestras justas reivindicaciones han sido atendidas y este año van a pagar tempestivamente. Cuando corresponde. Eso lo que evidencia es el compromiso de la junta de gobierno con el turno de oficio, también en el hecho de que con periodicidad bimestral o trimestral convocamos a una reunión a la que pueden asistir todos los compañeros del turno para estar informados de todo.

–Ha encontrado mano tendida en el Principado.

–Sí, la suerte que hemos tenido es que nos hemos encontrado con una viceconsejera que sabe escuchar, es una persona con una capacidad de interlocución grande. Y lo mismo se puede decir de su superior jerárquico inmediato, el consejero de Hacienda, que además es colegiado nuestro, que es un hombre al que le preocupan las cuestiones relacionadas con la Abogacía y cuya mano también está tendida.

–¿Cómo definiría la situación actual del Colegio?

–Es un Colegio vivo que está experimentando un cambio tranquilo. Una de las cosas que nos habíamos propuesto es cambiar algunos estilos, algunas cosas que venían haciéndose en los últimos 20 años y que tengo la sensación de que se venían haciendo por inercia. Lo que estamos es intentando ensayar modos distintos de hacer las cosas, tanto en el ámbito de la relación más inmediata con los colegiados, como en el ámbito de la formación –donde se están haciendo cosas muy nuevas–, como en el ámbito de lo que es la presencia del Colegio en la sociedad ovetense y asturiana.

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–Y cada año suman más. La Abogacía no tiene fin.

–Es una profesión atractiva, exigente, que tiene mucho de vocacional y a mí me alegra muchísimo que muchos compañeros cuando terminan el grado en Derecho hacen el máster y se colegian. Eso lo que también garantiza es el relevo.

–Tiene despacho propio desde 2009, ha adquirido más cargos dentro del Consejo General de la Abogacía Española y en órganos autonómicos. ¿Cómo se organiza?

–Hay una frase que forma parte de una poesía de Antonio Machado que dice que 'se hace camino al andar'. Y yo soy de los que cree que también se hace tiempo al trabajar. Tengo muchísimas ocupaciones, muchas de las cuales me implican viajes, y entonces lo que hago es madrugar más. Mi día normalmente empieza a las 5 de la mañana y los sábados y los domingos para mí son días de trabajo normales.

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–Cuando llegó al Decanato no tenía experiencia previa en la junta del gobierno del Decanato. Un año después no se arrepiente.

–Tenía que asumir esa responsabilidad porque el Colegio estaba precisado de un cambio y después de un año, de lo que estoy satisfecho es de que todos los pasos que hemos ido dando, los hemos ido dando al pro de la consecución de ese cambio. Eso que decía de un cambio tranquilo y no simplemente por cambiar por cambiar, sino ir cambiando las cosas para darle un servicio mejor a los colegiados y luego a la sociedad asturiana.

–Anunció que auditoría las cuentas con el objetivo de revisar ingresos y gastos. ¿Qué se ha encontrado?

–Vamos a ver, nosotros lo primero que hicimos fue cambiar el auditor de cuentas para elegir uno que no tuviese relación alguna con ningún miembro de la junta de gobierno. En ese sentido, las cuentas del ejercicio anterior fueron objeto de un informe de auditoría independiente que se presentó a la Asamblea General de Colegiados y que ahí está. Sí es cierto que me queda por hacer algo a lo que me comprometí que es revisar determinadas partidas de gastos, simplemente por conocer un poco cómo desde otras juntas de gobierno se afrontaban esos gastos. Voy a decir una cosa: en el ejercicio económico de 2023, yo empecé a ejercer de manera efectiva como decano a principios de septiembre y en esos cuatro meses, los gastos en los que yo he incurrido como decano se han reducido en un 50% respecto de los gastos en los que se incurrió anteriormente.

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–De septiembre a diciembre, 50%. ¿Qué ha quitado?

–No se trata de quitar, sino de hacer las cosas con discreción. En cuestiones como hoteles, restaurantes se puede ahorrar mucho y das una imagen de rectitud, de austeridad, de transparencia.

–¿Cómo están las cuotas del Colegio?

–Se mantienen. No me parece que sean elevadas, ni muchísimo menos; pero el Colegio siempre tiene los oídos muy abiertos a que si algún compañero tiene algún problema económico, se le puede aplazar el pago de las cuotas o fraccionar.

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–¿Cómo está con su equipo?

–Bien, es un equipo cohesionado en el que no escondo que me produjo tristeza la salida en su momento de dos personas, como también me produce tristeza la salida de la diputada primera, la vicedecana Silvia Martínez, que deja de formar parte de la Junta de Gobierno.

–¿Cómo lo interpreta?

–Yo creo que eso puede interpretarse como un signo normal en un equipo amplio, en el que pueden existir opiniones distintas, pareceres diversos, y hay que afrontarlo con naturalidad. Yo en todo caso a Silvia Martínez le estoy muy agradecido por el trabajo que ha hecho hasta ahora, por el esfuerzo y siento que se vaya. Pero bueno, comprendo su decisión.

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–¿Su marcha alterará la situación?

–No, para nada. Es decir, obligará a reasignar algunas atribuciones que ella venía ejerciendo hasta ahora. Ella estaba ejerciendo como presidenta de las comisiones de Igualdad, de Cultura y de Derechos Humanos y algún otro miembro de la junta de gobierno tendrá que asumir esas atribuciones, lo haremos con naturalidad.

–¿Le llaman mucho a su despacho?

–Sí. Esto yo lo he interpretado siempre como lo que es, un servicio, no es un lugar al que vienes a destacar o a buscar un posicionamiento personal, profesional o político. Aquí vienes a prestar una ayuda a los compañeros que lo necesiten. Lo que puedo decir es que ni un solo c-ompañero de los que me haya llamado en este año se ha quedado sin una respuesta.

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–Destaca por su oratoria, tal y como revela en sus presentaciones. En una ocasión dijo que le criticaban por «su verbo demasiado elevado».

–Yo tengo mi propia forma de ser, mi propio estilo, sé cómo me gusta hacer las cosas y creo que tengo la personalidad suficiente como para recibir críticas. La Constitución Española proclama el derecho a la cultura y todo derecho, como todo en la vida, tiene un reverso que es una obligación, la obligación de ser culto, la obligación de leer y yo esa obligación la asumí desde muy niño. Yo leo mucho y mi interés por la lectura, por el arte, por la música se traduce en las cosas que digo y en cómo las digo. No me extraña que eso llame la atención en una sociedad en la que el proceso de digitalización favorece la vulgarización. Yo no creo que destaque por mi oratoria, pero es cierto que me preparo todas las intervenciones y no improviso, porque no tengo capacidad de improvisación. Pero a mí sí me gustaría que todos percibiesen el esfuerzo que es necesario hacer por elevar el nivel de la Abogacía. La Abogacía no es inferior en modo alguno ni a la Judicatura, ni a la Fiscalía, ni a ninguna otra de las profesiones jurídicas que se ejercen. La Abogacía tiene que recuperar el respeto que tuvo en otra época y para eso es necesario prestar atención a todos esos detalles, a la oratoria, a la presencia, al modo de comportarse, todo eso es importante.

–Es profesor de Civil en la Universidad. ¿Cómo ve a los universitarios?

– (Silencio significativo) Llegan con un bagaje formativo muy escaso. A mis alumnos, les recomiendo todas las semana una película de cine clásico y un libro y normalmente les reparto un artículo que haya leído en prensa y sea interesante. Trato de despertar en ellos la curiosidad por la cultura, porque la cultura nos hace libres.

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–En 2025 celebrarán los 250 años de la institución colegial.

–Es un proyecto muy ilusionante. De momento todas estas personas con las que me he entrevistado –presidente del Principado, alcalde, rector, presidente de la Junta–, me han mostrado su disposición a colaborar. Lo que me gustaría, desde la humildad y desde la sencillez, es hacer algo que abra el Colegio todavía más a la sociedad asturiana y llevar a cabo actividades que permitan traer también al colegio a juristas de primera fila a nivel nacional. Tengo otros proyectos en la cabeza, lo que pasa es que soy un poquito supersticioso y prefiero esperar a contarlos.

–¿Qué más retos tiene?

–Sobre todo, convertir a todos los colegiados en partícipes de una celebración que es histórica, porque son nada menos que 250 años, no creo que haya muchas instituciones en Asturias que puedan presumir de tanta antigüedad. Y sobre todo recuperar para todos los abogados el orgullo de ejercer como abogados y el orgullo de pertenecer al Colegio de Oviedo.

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–También se ha reunido con el alcalde y ha puesto el Colegio a disposición de la sociedad ovetense.

–La relación con el Ayuntamiento es espléndida. El alcalde es una persona muy accesible. Lo primero que nos ocurrió fue contribuir a dar difusión a la capitalidad gastronómica; y antes del verano de la mano del Ayuntamiento y conjuntamente con el Cuerpo Nacional de Policía y con la Guardia Civil, colaboramos en charlas en centros sociales de carácter divulgativo para prevenir la ciberdelincuencia. Este curso académico, de la mano de la Concejalía de Educación, participaremos en un programa.

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