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Fadila Chardoud durante su declaración en el Juzgado de lo Penal número 4. PABLO LORENZANA
«Yo no podía hacer nada porque David me tenía amenazada con matarme a mí y a mi hijo»

«Yo no podía hacer nada porque David me tenía amenazada con matarme a mí y a mi hijo»

Fadila Chardoud declara que se sentía atemorizada y que por eso no auxilió a Imran cuando su expareja le rompió una pierna dos semanas antes del crimen

CECILIA PÉREZ

OVIEDO.

Miércoles, 8 de julio 2020, 02:28

Nerviosa, sollozando y argumentando ser víctima de las agresiones de su pareja, hasta el punto de sentirse tan «amenazada» que cuando este fracturó el fémur a su hijo, Imran de tan solo 22 meses, no lo denunció y ni siquiera llevó al médico al pequeño. Ocurrió el 14 de octubre de 2014. Quince días después, el bebé fue asesinado a golpes y abandonado en una maleta junto al apeadero de Vallobín. Por estos hechos tanto Fadila Chardoud, madre del niño, como David Fuentes, su expareja, cumplen condena por asesinato. Lo que se juzgó ayer en el Juzgado de lo Penal número 4 versa sobre un presunto delito de lesiones previo a la trágica muerte del pequeño. Ambos procesados, respectivamente, se enfrentan a cinco años de prisión por estos hechos.

Los dos mantuvieron una actitud completamente polarizada durante la vista oral. Mientras que David Fuentes se declaró directamente «culpable» de haber fracturado la pierna al pequeño, Fadila defendió su inocencia ante la acusación de no haber impedido la agresión, ni haber auxiliado después a su hijo.

El primero en declarar fue la expareja de la madre de Imran. Lo hizo a través de videoconferencia desde la prisión de Mansilla de las Mulas (León) donde cumple una condena de veintiocho años y cinco meses como autor material del asesinato a golpes del bebé. A preguntas de la magistrada sobre si reconocía haber fracturado la pierna al pequeño, para luego ponerle un paño hirviendo en el muslo que le produjo una grave quemadura, se declaró sin titubear culpable: «Reconozco y asumo la condena que me pide el fiscal», dijo, eso sí negándose a contestar a las preguntas de Fiscalía, de su propia defensa, ejercida por Fernando de Barutell, y a las de la acusación particular, que representa Pablo Díaz Carrera.

Admitida su autoría y conforme con la pena de prisión, el juicio se centró en la declaración de la madre del pequeño. Fadila Chardoud entró en sala esposada, procedente del centro penitenciario de Asturias donde cumple una condena de veinte años y ocho meses de prisión por la muerte de su hijo. Sobre el delito de lesiones previas al crimen se declaró inocente.

A partir de aquí se desarrolló un tenso careo entre el fiscal, Tomás Álvarez-Buylla, y la procesada. El representante del Ministerio Público fue directo a los hechos y le preguntó «por qué no hizo nada» para ayudar a su hijo, tras reconocer que su pareja había dado un puñetazo al pequeño en la pierna. «Yo no podía hacer nada porque David me tenía amenazada con matarme a mí y al niño», aseguró nerviosa. Una respuesta que no convenció al fiscal. Álvarez-Buylla incidió en que podía haber pedido ayuda al día siguiente, que mantenía buena relación con el vecindario, con su familia o que simplemente podía haber avisado a la Policía. «Soy un ser humano y no lo acabo de entender, usted no se encontraba sola, ni aislada en el desierto del Sáhara», ironizó el fiscal. La acusada le contestó: «Tenía miedo. Usted no sabe lo que es vivir amenazada todos los días, anulada completamente como persona», se defendió Fadila, que en ningún momento se lamentó por el maltrato hacia su hijo, pero sí por el cometido, presuntamente, contra su propia persona. Tampoco pronunció el nombre de Imran durante toda la vista oral, se refirió a él como el «niño» o «mi hijo».

El contrapunto a este momento más tenso de la sesión de ayer, lo puso la abogada de la procesada, Belén González. La letrada intentó encauzar la declaración de Fadila Chardoud en un contexto de víctima de malos tratos, atemorizada hasta el punto de no poder salvaguardar la integridad de su propio hijo. Recordó una ocasión en la cual acudió al domicilio de la pareja, en Vázquez de Mella, la Policía Nacional, tras una llamada alertando de un posible caso de violencia de género. Ante los agentes, Fadila negó ser víctima de malos tratos por miedo a las amenazas que le profirió David Fuentes, según apuntó la letrada. «Me dijo que a él lo llevarían preso pero que antes me iba a matar a mí y a mi hijo», había dicho la madre de Imran.

Irse de casa

En ese contexto, Fadila explicó que el día de la agresión en la pierna a su pequeño, ella se encontraba haciendo la maleta para irse de casa. «Estaba recogiendo ropa cuando él cogió al niño y le pegó un puñetazo en la pierna». A preguntas de su defensa sobre si pudo haberlo evitado, aseguró que fue un ataque «sorpresivo». Tampoco pudo auxiliar al bebé porque «no me dejaba acercarme al niño, me empujaba contra la pared», aseveró la acusada en la sala.

Respecto a por qué no llevó a su hijo al médico al día siguiente, se defendió asegurando que David se lo impidió. «Me dijo que estaba loca, que quería arruinarle la vida», además de que ella no fue «consciente» de que el pequeño tuviera una pierna fracturada. Aseguró que no pudo llamar a nadie porque su pareja le rompió entonces el teléfono móvil que ambos compartían. «Cogió la tarjeta, la metió en la boca y la masticó». A pesar de todo esto, Fadila manifestó que decidió finalmente no irse de casa porque «estaba muy amenazada».

Su hermana, que también prestó declaración, aseguró ante la magistrada, por su parte, que «era una madre atenta con su hijo».

Tras el testimonio de la procesada, llegó el turno de los testigos cuya declaración versó sobre la intervención policial por el supuesto caso de violencia de género sufrido. Fue una vecina, también en el mes de octubre de 2014, quien llamó al 091 alertando de que escuchaba gritos de «me vas a matar» que procedían del piso donde residía la pareja con el bebé. La mujer explicó que advirtió a la Policía de que había oído «golpes fuertes y claros contra alguien y unos gritos desgarradores».

Cuando los agentes llegaron al domicilio de los procesados, estos tardaron en abrir la puerta; el policía nacional explicó que tras la espera le abrió David Fuentes y le dijo que los gritos se debían a que estaban «practicando sexo». El agente se interesó por el estado de Fadila, quien aseveró lo mismo que su pareja aunque le instó a comprobar si tenía algún hematoma. «No tenía marcas, ni ojos vidriosos de haber llorado», testificó.

La vista oral por esta causa con continuará en el Juzgado de lo Penal número 4 los próximos días 10 y 14 de julio.

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