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RAFAEL FRANCÉS
Domingo, 24 de julio 2022, 03:11
Turonés recio, así como son los de Turón. Recio y amable. Con seguridad en sí mismo. Sacerdote desde hace casi 49 años. Ahora es el párroco de la Basílica menor de San Juan El Real pero este cura ha dado muchas vueltas en su vida, ... casi todas en Asturias.
Nació en Turón el 27 de diciembre de 1945. Hijo de Francisco, un minero de los de antes, y Edelmira, «ama de casa como hacían todas las mujeres en aquella época», tiene una hermana, Encarnita. A él lo bautizaron en la parroquia de San Martín del propio Turón, escenario también de su Primera Comunión, su confirmación y su ordenación sacerdotal en 1973.
De sus primeros años recuerda que «fui muy feliz porque en mi época los niños éramos muy creativos y no como ahora desgraciadamente. Hacíamos cabañas, jugábamos al pincho, a pío campo, a los trenes atando latas de sardinas, a los indios, cazábamos jilgueros con goma. Creábamos porque no había nada y recuerdo que una de las cosas que más disfrutaba era ir a pisar la hierba en el pajar».
Estudió en Turón y Madrid. «En la capital de España estuve nada más un año y volví». También recuerda la 'Huelgona' minera de 1962 «que estaba lleno Turón de policías».
La vocación es algo que le viene de toda la vida. «Mi madre era muy católica y los curas siempre pasaban por casa así que tuve relación con ellos desde la infancia». Un día, con 17 años, le dijo a su padre que quería ingresar en el Seminario. «Fue un choque y llevó un disgusto porque quería que fuera ingeniero o médico, pero no se negó ».
En el Seminario, al que tuvo que llevar su propio colchón, «me adapté bien porque yo era formalín, aunque alguna vez la armábamos». «Era una vida muy dura y muy rígida porque era un Seminario preconciliar (Concilio Vaticano II) hasta que llegó el cardenal Tarancón en 1964, y cambió a todos los formadores», explica Suárez.
Ahí comienza una intensa vida sacerdotal, la ordenación como diácono en Luarca y posteriormente la sacerdotal en Turón. «Mi primera parroquia fue de coadjutor en Grado y encargado de San Vicente de Castañedo. Allí formamos un grupo de teatro en el instituto que incluso representó una comedia asturiana».
A partir de ahí destinos varios: consiliario de grupos de jóvenes, capellán de emigrantes en la comunidad española de una parroquia parisina, profesor de escuela de formación de EGB, administrador del Seminario, director del albergue de transeúntes de San Lázaro y muchas cosas más.
En 1991 le hacen párroco del Cristo «donde estuve 22 años en los que tuve que hacer de todo y construir totalmente la parroquia». «Compramos un centro que fue una especie de centro social. Además, me tocó ser el cura de la plaza de toros».
Y en 2012 «me sorprenden y me mandan a San Juan. Hubo mucha polémica entre los fieles porque querían que se quedara de párroco el coadjutor del histórico don Fernando, pero al final vine yo y doce años después estoy muy bien. Creo que he encajado entre los fieles que apoyan mucho, muchísimo a la parroquia», añade este cura que cada Jueves Santo se pone al frente de la procesión del Cautivo.
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