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JUAN VEGA
OVIEDO.
Lunes, 24 de agosto 2020, 00:19
El binomio vacaciones y calor suele trasladar el grueso de los planes turísticos dominicales a las zonas abrigadas por el mar y los chiringuitos. A pesar de eso, hay muchos visitantes que, en los tiempos que corren, deciden apostar por la oferta cultural de ... Oviedo y cambiar la sombrilla por los monumentos prerrománicos, siempre llenos, y las salas de exposiciones, con goteo de visitas constante como ayer. Una oferta que, según los responsables de acceso de los principales equipamientos ovetenses, está tiendo mucho éxito durante las últimas semanas: «Es una opción gratuita que te aleja, relativamente, de las grandes aglomeraciones, es la mejor alternativa si no vas a la playa».
Armado con su mascarilla, Joan Sansaloni viajó a Oviedo, desde Valencia, para visitar a una amiga y reconoció tener bastante interés en poder contemplar las piezas de Dalí del Museo de Bellas Artes. «La semana pasada estuve en el Reina Sofía, de Madrid, y en Oviedo esto era una parada obligatoria», aseguró. Su cicerone, Alejandra González, abundó en la importancia de que este tipo de actividades sean gratuitas: «Así viene más gente». Precisamente en otra de las salas del museo, que cuenta con pinturas de El Greco, se encontraba David Estévez, que lleva más de 15 años mostrando a los turistas los entresijos e historias del centro. Para él, que un domingo de sol haya casi una veintena de personas en una visita guiada es la prueba de que «el turismo cultural tiene mucho valor», independientemente del tiempo.
En la misma línea se encuentra Miguel Hernández. Alumno del Grado de Filología en la Universidad de Oviedo, acude con frecuencia al Museo Arqueológico de Asturias debido a su gran pasión por la historia y las tallas antiguas. «Hay más cosas para disfrutar de unas vacaciones, tenemos auténticas joyas que la gente desconoce», indica. En esta ocasión, acudió acompañado de Tyler Michalek, un amigo estadounidense, quien se mostró impresionado por la gratuidad de los espacios culturales. «En Estados Unidos te cobran siempre por entrar», comparó con asombro.
Para Manolo Gutiérrez y su esposa, Carmen Ruiz, los tiempos que corren son difíciles y, por eso, optaron por acudir a la exposición de Francisco Grande Covián en Trascorrales. «Hay que evitar las concentraciones», comentaron. Gutiérrez, nacido en Asturias, lleva casi 50 viviendo en Barcelona. Sin embargo, cada vez que vuelve saca «un hueco para volver a Trascorrales».
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