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RAFAEL FRANCÉS
OVIEDO.
Sábado, 12 de noviembre 2022, 02:25
Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la bondad del revocado exterior de los muros de San Julián de los Prados para evitar las humedades y así poder restaurar las pinturas del interior del templo prerrománico asturiano. Hay quien esta en contra y pide ... un drenaje perimetral, quien no lo ve mal pero considera que el proyecto de pruebas puesto en marcha por el Principado es caro y excesivo y quien está totalmente a favor del revocado aunque comprende que se va a hacer complicado acostumbrarse al cambio de aspecto que provocará en el monumento.
Tres figuras relevantes en materia de tratamiento artístico y arquitectura, Lorenzo Arias, profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo; Jesús Puras, restaurador avezado, y Marta Bada, arquitecta, son ejemplo de ello.
Todo ello tras desvelarse parte del estucado en pruebas que la Consejería de Cultura ha puesto en los muros exteriores de la iglesia para estudiar durante el próximo año el comportamiento de diferentes morteros de cara a un futuro revestimiento del templo que proteja los muros y las pinturas interiores, que sufren verdaderos problemas de humedad.
Todo ello con un presupuesto de 43.064 euros, con una primera fase en la que se realizarán los ensayos para evaluar el comportamiento de los materiales y las soluciones, que cubren un total de 14 metros cuadrados al sur del ábside, otros 14 al norte y 17 metros cuadrados al este. El periodo de evaluación de los materiales será de un año.
Según la Consejería de Cultura, para llevar a cabo «las obras de consolidación y consolidación de los morteros antiguos exteriores se están recuperando materiales y técnicas tradicionales, como la aplicación de cales aéreas en pasta, de mayor compatibilidad con los revestimientos existentes».
Lorenzo Arias, la opinión contraria al revocado, aseguró ayer sentirse «confundido» por la actuación de la Consejería de Cultura pues considera que el encalado de las paredes es algo accesorio» porque lo que «verdaderamente necesita el monumento es un drenaje perimetral como se hizo en San Miguel de Lillo donde se han restaurado las pinturas del interior del templo y no hay humedades».
Para el profesor, el asunto es «una cuestión compleja porque si encalamos Santullano y no se realiza un drenaje perimetral la humedad va a seguir apareciendo y subiendo».
Como profesor de Historia del Arte, Arias explicó que «esto es una cuestión práctica y estética, práctica porque se necesita el drenaje perimetral para evitar las humedades y estética porque las iglesias es verdad que han estado encaladas hasta Fortunato Selgas en 1912 sentó cátedra al decir que las paredes no estaban encaladas. Él marca ese principio y la restauración de las iglesias desde entonces pasa por el desencalado».
En un punto medio de la discusión se encuentra el restaurador Jesús Puras: «Veo bien que se revoquen las paredes pero es ridículo y excesivo ese presupuesto y las zonas de pruebas son demasiado grandes porque puedes hacer las mismas pruebas como mucha menos pared revocada». «Creo que ha habido ausencia de metodología de estudio y análisis hasta donde yo se del proyecto», añadió.
La arquitecta, Marta Bada, tiene clara la bondad del proyecto de Cultura. «Desde el punto de vista constructivo es adecuado para los muros y para proteger las pinturas de la humedad y además se recuperará la imagen primigenia de los templos protegidos por la cal», explicó. Pero añadió: «Va a costar ver los monumentos sin la piedra vista porque nadie vivo los ha visto nunca así».
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