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Paula Raposo y Silvia González Cembranos, ayer, en el Conservatorio de Música de Oviedo. JUAN CARLOS ROMÁN
«Este concierto es un paso gigante»

«Este concierto es un paso gigante»

Silvia González y Esther Fernández, madres de dos niños con autismo, impulsan una «experiencia sin límites sensoriales» en el Conservatorio Superior de Música de Oviedo (Consmupa)

Miércoles, 26 de marzo 2025, 01:00

En el corazón de Oviedo, la música se convierte en un puente que une corazones y derriba barreras. Dos conciertos inclusivos han nacido del amor y la perseverancia de dos mujeres, Silvia González Cembranos, madre de Martín, de ocho años, y Esther Fernández Quirós, madre de Pedro, de seis. Ambos tienen autismo y sus madres comparten un mismo anhelo: que sus hijos y otros niños con este espectro puedan vivir la magia de la música sin miedo, sin barreras, con la libertad de disfrutarla a su manera.

González recuerda con tristeza cómo Martín, a diferencia de su hermana, no podía permanecer en un concierto sin sentirse abrumado. Un día se hizo una pregunta que cambiaría todo: «¿Por qué él no?». Decidida a encontrar una respuesta, llamó a las puertas del Conservatorio Superior de Música de Oviedo (Consmupa) y la Fundación Musical Ciudad de Oviedo. No encontró dudas ni obstáculos, solo brazos abiertos y ganas de cambiar las cosas.

Con el respaldo de la Asociación Derechos Personas con Autismo (ADPA), profesores y alumnos del Conservatorio han trabajado con dedicación para adaptar cada detalle del evento, asegurando que cada persona con autismo pueda vivir la experiencia sin limitaciones sensoriales.

González resume lo que este concierto significa para ella: «Ver a Martín disfrutar de la música sin miedo, sin tener que salir corriendo, es un sueño cumplido. Pero esto no acaba aquí. La música es solo el comienzo: necesitamos adaptar la sanidad, la educación… Hay tanto por hacer. Pero este concierto es un paso gigante».

El coro del Colegio de Educación Especial de Latores se sumará al espectáculo, un gesto que ha emocionado profundamente a Fernández: «Nos dimos cuenta de que nuestros hijos no tenían opciones de ocio y quisimos cambiar eso. La música no es un lujo, es un derecho. Ayuda a relajar, a comunicarse, a abrir puertas que a veces el autismo cierra. Que el Conservatorio haya tenido la iniciativa de incluir al coro de Latores me ha conmovido».

Organizar un concierto inclusivo ha sido un reto, pero también una enseñanza. Paula Raposo, responsable del Departamento de Promoción Artística del Conservatorio, explica que junto al director Fernando Agüeria han conseguido poner en marcha esta iniciativa que se celebrará los días 1 y 5 de abril: «Tuvimos que pensar en qué profesores y alumnos participarían, qué piezas serían adecuadas, cómo hacer que un auditorio de 250 personas sea un lugar cómodo para todos. Finalmente, decidimos abrir el evento también a niños de colegios como el Fozaneldi, porque la inclusión también se aprende compartiendo», relata.

El Coro del Colegio de Educación Especial de Latores, por su parte, han dedicado sus recreos y tardes a ensayar con entusiasmo. Para ellos, estar en este concierto inclusivo significa mucho más que cantar: «Es demostrar que no existen límites cuando hay ilusión y oportunidades. Con esta iniciativa esto sí es una verdadera inclusión que esperemos siga creciendo y consolidándose» declara su directora, Marta Rodríguez de la Flor.

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