La experiencia de Florentino Menéndez, cocinero de la Cocina Económica, le ha llevado por los mejores restaurantes de la ciudad. La Gruta, Del Arco o De Labra están en el listado, pero hace cuatro años tomó la «mejor» decisión: formar parte de este servicio social ... de la calle San Vicente, donde el número de usuarios no ha parado de crecer desde el inicio de la pandemia. No han parado ni un solo día y su próximo reto es la reforma del suelo.
-¿De dónde le viene la vocación de cocinero?
-Mi tío y su hijo, mi primo, lo eran. A veces les iba a ver al trabajo y me gustaba mucho. Desde pequeño ya sabía lo que quería ser.
-Se formó para ello.
-Empecé a trabajar con 17 años y como vi que me gustaba, quería un poco más. Saqué por libre la titulación que me hacía falta en Gijón.
-Estar en los fogones de un restaurante es totalmente diferente a los de la Cocina Económica.
-En el primero tienes que hacer una producción; aquí no se exige un rendimiento máximo, sino que todo el mundo esté a gusto trabajando y que las cosas salgan.
-Otra es que en un establecimiento se elabora lo que el cliente demanda y en la calle San Vicente atienden a gente muy necesitada.
-El nivel de exigencia por parte de los usuarios es menor al no pagar por comer, pero nosotros con menos tenemos que hacer más. Es tu conciencia la que quiere alimentar a los que no tienen recursos. Te preocupas mucho por lo nutritivo y las raciones las haces pensando en la salud y no en complacer.
-Disfrute en vez de necesidad.
-Eso es. Los domingos hacemos una planificación semanal con los productos que hay que comer porque vienen con poca caducidad. Por la semana se va modificando según van entrando las cosas.
-Miran mucho que el menú sea variado.
-Tenemos mucho cuidado y las legumbres las hacemos tres o cuatro veces a la semana, también intentamos dar mucha verdura y si no tenemos suficiente la compramos. La pasta y arroz, un día.
-Diciembre es un mes con muchas donaciones por la Navidad. ¿Se mantiene el resto del año?
-Siempre las hay. Es increíble lo solidaria que es la gente de Oviedo. A finales de año nos dan más alimentos no perecederos, el resto, durante todo el año y hay aportaciones económicas.
-¿Dona gente de todas las edades?
-Todavía esta semana vino un chaval diciendo que tenía unas cosas en casa y nos las trajo. Debía de parecerle poco porque fue a la tienda y nos trajo un montón de legumbres y arroz más lo que ya tenía.
-No hace falta que sean cantidades industriales.
-Lo que sea. Una señora venía casi todos los días con los nietos para traernos dos barras de pan. Todo es bienvenido, todo vale.
-Muchos restaurantes y asociaciones les apoyan.
-Cuando hay temporada de berzas hay muchos agricultores que nos traen el excedente o cultivan para nosotros solo. También nos da mucho Alimerka y los veteranos del Real Oviedo y quiero mostrar mi agradecimiento a Hugo Sánchez.
-¿Cuántas personas trabajan a diario?
-Con la pandemia somos once. Antes éramos nueve, pero se aumentó. Hacemos dos turnos por si hay contagios.
-Largas jornadas de trabajo
-Uno de los turnos empieza a las siete de la mañana y está hasta la una de la tarde. El otro va desde las 12.30 horas hasta las 18.45 horas.
-Ahora sirven todo en bolsas. Han quitado, de nuevo, la atención en el comedor.
-Lo hicimos por motivos solidarios con la hostelería y por sanitarios. Si ellos tienen que cerrar, nosotros también. Lo importante es seguir.
-¿Cuántos menús sirven a diario?
-El domingo pasado fue el día que más dimos, 358. Es una barbaridad y a diario damos una media de 280 bolsas.
-¿Cómo se organizan? Las cifras pueden variar de un día a otro.
-Siempre preparamos de más y elaboramos un plan B. Tenemos algo preparado por si acaso nos hiciera falta tirar de ello.
-Se da el caso de que ya estén repartiendo y las cocinas sigan funcionando.
-Sí.
-¿Cómo se organizaron al principio de la pandemia?
-Fue una locura, muy complicado. Muchos voluntarios colaboraron y las Hijas de la Caridad están 24 horas al día aquí. Conseguimos hacer un sistema de trabajo y todos los días dimos comidas.
-Interarán mantener el servicio durante las obras que quieren hacer próximamente.
-Las instalaciones son inmejorables y la directiva es impresionante. Están volcados y cuando nos hace algo falta, hacen un estudio para ver si se puede hacer. Ahora, tenemos el problema de que el suelo resbala muchísimo y hay que cambiarlo. Será una obra grande y en un mes tendremos que estar haciéndolo ya.
-Se mudarán de forma temporal.
-Sergio Rama nos ha cedido un local. El sitio de reparto seguirá siendo aquí.
-¿Echa de menos a Sor Esperanza?
-Muchísimo, tanto a nivel personal como sentimental. Ella es irremplazable porque influyó mucho en mí.
-Empezó con ella.
-Fue quien me trajo, me entrevistó. Yo venía de un mundo donde cada mes tenía que sacar unos números y aquí era otro tipo de cocina. Ella me fue guiando porque la labor social que hacemos empieza desde dentro. Seguimos manteniendo contacto.
-Le sustituye Sor Fernanda.
-En tan poco tiempo ha hecho cosas. Sor Esperanza tenían mucha ilusión por cambiar el suelo y nada más llegar ya dijo que se tenía que hacer. Meterte en algo así cuando todavía no estás hecho, es de ser valiente. Eso me gustó mucho.
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