La comisión para la Unesco pide excavar en La Vega en busca del complejo palatino de Alfonso II

Las crónicas apuntan a que Alfonso II, el monarca asturiano que inauguró la tradición del Camino de Santiago y que ordenó levantar una Catedral en el centro de Oviedo en honor al Salvador y sus apóstoles, era «vecino» de lo que hoy conocemos como La Tenderina -en su cara más alta-, y se presupone que desde los vanos de su palacio nada le impedía contemplar la cercanía del monumento prerrománico de San Julián de Los Prados. Allí, en un punto aún por determinar con exactitud, Gontrodo Petri mandaría construir tiempo después el monasterio de Santa María, reutilizando los materiales del antiguo complejo palatino de 'el Casto'. De aquel pasado ya lejano se conservan la capilla y los restos del claustro barroco, y todos los indicios apuntan a que algunos de los tesoros mejor guardados de la época altomedieval se encuentran ahí mismo: bajo los terrenos de la vieja fábrica de armas de La Vega.

La comisión de expertos formada para presentar la candidatura de Oviedo a Patrimonio de la Humanidad por la Unesco ha solicitado, tal y como avanzó ayer su portavoz, Jorge Hevia, en declaraciones a este diario, la realización de prospecciones arqueológicas y labores de geodetección para encontrar de una vez por todas los palacios perdidos de La Vega, si es que se encuentran realmente entre los muros de la factoría armamentística.

Actualmente, el futuro del viejo recinto fabril continúa jugándose a tres bandas entre el Ministerio de Defensa, el Principado y el Ayuntamiento; sin embargo, hasta la fecha se ha hablado más de la posibilidad o no de incluir un carril de la entrada a Oviedo por el interior de los terrenos y viveros de empresas que de sondeos arqueológicos.

La comisión de expertos añade la necesidad de crear un nuevo acceso desde la fábrica hasta Santullano para potenciar el patrimonio. «Sería ir sumando pequeñas cosas para propiciar una nueva forma de acceso a San Julián y una mejora del entorno», explica Hevia. Todo ello, «aprovechando el eje transversal arbolado de La Vega y con la creación de un paso a través del Bulevar». Además, y con esa misma intención de «recuperar un itinerario patrimonial» que llegue desde El Antiguo hasta la entrada nordeste de la ciudad, de monumento en monumento (ahora que la muralla ya está restaurada), también han solicitado ampliar el parque de Santullano «para que la fachada norte del edificio se pueda contemplar en su plenitud», asegura.

La comisión lleva ya más de un año y medio trabajando en su propuesta, visitando de uno en uno los bienes monumentales y también el patrimonio industrial de la ciudad, reuniéndose y elevando actas con las peticiones de cada uno de sus integrantes y posibles soluciones para que Oviedo pueda ser declarado con el máximo grado de protección patrimonial de la Unesco. Algo que creen «posible». Así, confirma el arquitecto coautor del plan director de la Catedral, «seguimos redactando la propuesta, es un trabajo ilusionante y siempre con la intención de coser pequeñas cosas para lograr algo de un rango mayor».

Ya han formalizado una batería de propuestas. Además de todo lo que toca a la zona baja de la ciudad, piden que se recupere el proyecto de variante de los monumentos -rescatado por la revisión del Plan General de Ordenación (PGO)- para peatonalizar el entorno de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo desde la zona de restaurantes; la recuperación del mirador del Ramirense, cubierto por la maleza; la creación de un acceso peatonal al Naranco desde La Florida. «Es una ocasión única de recuperar calidad paisajística», destaca.

Lo que no harán será centrar la candidatura alrededor del Oviedo Redondo, que, «por supuesto necesita una reforma integral y la limpieza de los grafiti», añade Hevia, y la «mejora» de los caminos de Santiago. Ahora, «tenemos un punto de vista más amplio, estamos estudiando incluir elementos de la periferia del municipio» y también, anuncia, añadir en la candidatura manifestaciones culturales como la combinación de las nuevas tecnologías y el patrimonio a tenor de actividades realizadas como las proyecciones en la fachada de San Isidoro el Real. «Los que examinan estas propuestas están cambiando de tendencia y nosotros debemos adelantarnos», concluye el arquitecto.