La comisión para la candidatura de Oviedo a la Unesco proyecta incluir el patrimonio industrial

Así lo manifestó ayer, en declaraciones a este diario, el portavoz del grupo encargado de estudiar y redactar la propuesta, el arquitecto coautor del plan director de la Catedral, Jorge Hevia, tras la segunda reunión oficial de la comisión celebrada el martes. Un encuentro en el que no quisieron perder demasiado el tiempo sentados en un despacho. Acudieron al interior de la fábrica de armas de La Vega y la Fábrica de Gas, para valorar 'in situ' su adhesión a la candidatura.

«La idea es esa, recorrer el patrimonio de la ciudad. En este caso se trata de abrir las posibilidades de la candidatura de la manera más amplia que podamos y coser el Oviedo redondo con otras partes de la ciudad, en este caso el patrimonio industrial», destacó Hevia. «Ahora», sentenció, «volveremos a reunirnos en un mes para seguir estudiando las posibilidades».

Y recorrieron, pues, con papel y bolígrafo en la mano, las naves de la que fuera la sede de Santa Bárbara Sistemas hasta 2012. Un conjunto de entidad propia que ha tenido un papel trascendental y fundacional en la historia industrial de Asturias durante 157 años, desde el siglo XVIII hasta el actual, y que presenta joyas de la arquitectura industrial de la época como la nave de Cañones de Ildefonso Sánchez del Río.

Lo mismo con la Fábrica de Gas y Electricidad, otro de los vestigios del pasado fabril ovetense que reposan en suelo urbano y cuyo recinto guarda obras de Patricio Bolumburu, Francisco Casariego, García-Lomas, Vaquero Palacios, Joaquín Cores o el citado Sánchez del Río. También las arcadas de los edificios porticados que había en la plaza de la Catedral hasta hace un siglo y emblemas como el gasómetro.

Es por eso que el qué y sobre todo el cómo son las cuestiones que los cinco expertos deberán responder cuidadosamente para no caer en la trampa de errores pasados. La ciudad trató de conseguir el mismo reconocimiento, con una propuesta centrada en el casco histórico, hace veintitrés años, pero fracasó. Por aquel entonces, Gabino de Lorenzo presidía la Corporación municipal y a la Unesco no le gustó demasiado lo que encontró en la capital asturiana. A excepción, eso sí, de la fuente de la Foncalada, San Julián de los Prados y la Cámara Santa, que sí recibieron la mención. Trece años antes le había sido concedido el mismo honor a Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. En 2015, al Camino Primitivo.

Es decir, Oviedo ya juega con una base sólida en el terreno de juego de la primera división patrimonial a nivel internacional, pero Canteli ya avisó que quería con seguir «un poco más de lo que ya hay».

Así, los cinco expertos ya han comenzado a trabajar poniendo el foco en esos precisos elementos. A Jorge Hevia le siguen, todos designados por el regidor, la delegada de Bienes Culturales de la Diócesis, Otilia Requejo; la catedrática de Historia del Arte, Yayoi Kawamura; el historiador Ángel de la Fuente; y el encargado del archivo histórico de la Sancta Ovetensis, Juan José Tuñón.

Antes de la vieja factoría de armamento militar y de la malograda fábrica de Gas, la comisión visitó el monumento de Santullano. Una pieza clave para entender los gustos de la Unesco, hoy ennegrecida por los gases contaminantes de los miles de coches que pasan cada día por la antigua autopista 'Y', a la entrada de la ciudad -las vibraciones que genera el tráfico han hecho lo propio con las pinturas interiores-. Allí, la doctora Kawamura se encargó de realizar un extenso reportaje gráfico y documental para sellar el paseo de reconocimiento. Harán lo mismo con el resto del Prerrománico ovetense. Oviedo quiere ascender a la máxima liga patrimonial.