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J. C. A.
OVIEDO.
Martes, 10 de noviembre 2020, 00:41
Una veintena de tiendas pertenecientes a la Asociación de Comercio del Oviedo Antiguo (ACOA) sacaron ayer el género a la calle para protestar contra el cierre de las actividades no esenciales decretado por el Principado la semana pasada. «Es una pataleta, a ver ... hasta dónde llega», resumía medio esperanzada medio resignada Sandra Solís.
La Policía Local se ha presentado antes. «Nos han dicho que no podíamos sacar nada a la calle sin permiso, por si pasaba algo; así que lo hemos puesto intramuros», ríe por no llorar.
Las demandas en todos los comercios son las mismas. Incertidumbre, incomprensión por las medidas tomadas que dejan abrir a una papelería o una tienda de informática pero no un comercio de toda la vida. «Nos han encabronado, la gente está malhumorada porque no tiene a qué atenerse», advierte Solís, quien señala la importancia del papel socializador de los comercios de proximidad, ausentes estos días en las relaciones con los vecinos.
En la esquina opuesta a El Antiguo Iriarte, tal es el desconcierto de las clientas que una casi se cuela en Casa Germán. «¡Que estamos cerrados!», le sorprende la dueña, Arantxa Sánchez. «Es que vi abierto, ¿qué, no se puede?», contesta la señora. «No, no, hemos sacado todo a la calle para protestar», explica la tendera. «No sabía que no podíais abrir, es un lío», resume la clienta con cara de estar quebrantando el Código Penal.
En la plaza de la Constitución el drama es doble. Noelia González, la dueña de Asgaya, tienda que hace esquina con El Fontán y que vende artesanía y souvenirs, se dice «agradecida» por los clientes de Oviedo y el Principado pero padece, también, el cierre del turismo. «Nosotros sufrimos la doble restricción, la del comercio para nuestros clientes de aquí y también todas las restricciones a la movilidad y el cierre del turismo», se lamenta. «Lo que peor llevamos es la incertidumbre y que las medidas no vayan acompañadas de ayudas finalistas», razona. Nada de créditos si no de líneas de financiación que vengan a suplir la ausencia de ingresos tras el decreto. «Sobre todo ayudas al alquiler y los gastos fijos que no pueden ser encarados por los minoristas. «Los caseros ayudan pero no podemos vivir de la buena voluntad.
«Vendemos por internet, y ese era otro de los motivos de sacar el género a la calle, hacer conocer que estamos ahí por nuestros clientes», explica Toñi Rodríguez, dueña de la tienda Gulpy, en Cabo Noval. «Pero no es suficiente y la tienda física en la que cuidamos todas las medidas de seguridad es nuestra razón de ser», ahonda.
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