Con la marcha del Hospital Universitario a La Cadellada hace ya diez años, las inmediaciones del nuevo centro sanitario de referencia en Asturias, hasta entonces una zona sin demasiada actividad, se revitalizaron: miles de viviendas en Teatinos, La Corredoria o Prado de la Vega, más ... población, más locales hosteleros, comercios... Y la zona alta de la ciudad, El Cristo, cayó en una depresión de la que aún no se ha recuperado. Es el ejemplo claro de cómo un plan urbanístico influye directamente en las características socioeconómicas de un barrio. Algo similar, en positivo, ocurrió en Vallobín tras la construcción de la losa sobre las vías de Feve y Renfe, que no solo mejoraron la calidad del barrio sino que dieron paso a otro barrio de alto nivel adquisitivo de Oviedo como La Florida. Con la ciudad pendiente de desarrollar otros planes urbanísticos importantes, como La Vega, uno de los cambios más inminentes será la implantación de la Zona de Bajas Emisiones –por obligado cumplimiento de la normativa para ciudades de más de 50.000 habitantes–, que limitará al acceso de vehículos al centro de Oviedo para reducir la contaminación.
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Con la vista puesta en que esté totalmente implantado en 2026, los comerciantes del municipio está preocupados por cómo influirán en la afluencia de clientes estas medidas, más aún con la feroz competencia de internet y las medianas y grandes superficies en la zona central de Asturias. «Tener en cuenta a los comerciantes para cualquier plan urbanístico es esencial», demanda Nacho del Río, presidente de la Asociación Comercio de Oviedo. Es precisamente esta petición, en la que coincide con más empresarios del sector, una de las que trasladarán al Ayuntamiento en la ronda de reuniones para el desarrollo del Plan Integral de Comercio, aprobado en el Pleno municipal del pasado martes con el respaldo de todos los grupos políticos. Un programa que, como explicó la concejala de Economía, Leticia González, busca adoptar medias para un sector que «cada vez tiene mayores dificultades» y que aspira a consolidarse como «referente nacional e internacional» dado su importante impacto en la economía local.
Para Del Río, las restricciones y las dificultades de la gente de fuera de Oviedo para encontrar aparcamiento pueden ser una barrera insalvable para atraerlos. Por eso, sobre esta última demanda, propone digitalizar la oferta de plazas en los parkings. A esto suma, como medidas, más formación para los comerciantes, limitar la implantación de medianas superficies y sobre todo, escuchar directamente las aportaciones del sector. En cualquier caso, se muestra «ilusionado con que haya una comisión» para proteger y relanzar un sector que «somos un 15 o 16% de las personas contratadas de la ciudad, con un 80% de empleo fijo y la mayoría femenino».
En esa primera idea de participar en el diseño de la ciudad más haya de las acciones comerciales se encuentra también Luis Bobes. Desde uno de los establecimientos con más solera de la ciudad, la sombrerería Albiñana, respalda que «nos gustaría empezar a participar en los diseños urbanísticos de la ciudad, porque se hacen planes de bajas emisiones y otras modificaciones y no se nos consulta aunque sí nos afecta muchísimo». Principalmente, expone, en una ciudad de las características de Oviedo, «que es de servicios, y la gente viene a resolver trámites y comprar, lo que no puedes es poner barreras: hay que ser una ciudad amigable y dotarla de aparcamientos».
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Una inquietud a la que Bobes suma otra lista de peticiones para salir de ese «ecosistema profundo de preocupación» en que viven los negocios: desde un plan de relevo generacional «para negocios que están cerrando aunque son rentables» a una escuela de comercio, «porque la gente piensa que ser comerciante es ponerse detrás de un mostrador y esperar a que lleguen clientes, pero hay que saber de estrategias, economía y saber fidelizar a los clientes».
Marta Pérez, de Lencerías Berta, advierte de que los comerciantes «estamos asfixiados» con la presión fiscal y la bajada de ventas; porque «que ha habido épocas buenas y malas, pero como esta ninguna». Y aunque la ciudad está llena de gente, apunta, «va al ocio, a la hostelería, pero no a los comercios». Su propuesta principal también requiere una planificación urbanística. «Se podría hacer un bulevar comercial, que para eso tenemos un eje comercial estupendo» y atraer como elemento diferenciador marcas de lujo. También, entre otras peticiones, que el dinero destinado a vales para el comercio vaya destinado íntegramente a sufragar las compras.
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Los datos sobre la crisis del comercio bailan en función de las fuentes. El Ayuntamiento acaba de crear un censo de locales en la zona con mayor actividad del municipio y estima que de 2.570 registrados, el 25% están cerrados. La concejal de Economía advirtió que el comercio del proximidad tiene «grandes dificultades», aún mayores en opinión del PSOE, que alertó hace unos días de que Oviedo perdió 1.140 tiendas entre 2007 y 2021, unos 3.000 empleos en la última década.
En El Cristo y los barrios aledaños, el presidente de la asociación vecinal y comercial, Ramón del Fresno, calcula que hay 415 negocios cerrados. La marcha del HUCA ha sido la estocada mortal, incapaz de revivir ni con la fallida galería comercial del Calatrava. Para recuperar la actividad, además de reducir las trabas administrativas, sugiere implantar nuevos equipamientos, como un centro social integrado o dependencias de la Policía Local. Y por supuesto, la revitalización de la zona apagada por esos planes urbanísticos.
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