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«Me revienta que Oviedo no sea lo mejor de España en comercio como lo fue. Donde teníamos las mejores tiendas con San Sebastián». Son palabras de Marta Pérez Diez (Oviedo, 1962), propietaria de Lencerías Berta, que lleva 40 años vistiendo a las ovetenses y, ... sobre todo, siendo un pequeño ángel de la guarda para las mujeres operadas de cáncer de mama, ya que ha sido la pionera en llevar la moda hasta ese lugar complejo que es la enfermedad.
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Marta se ha convertido en el refugio de muchas pacientes oncológicas. En la tienda de la calle Palacio Valdés reciben información, eligen los productos que necesitan en cada etapa y encuentran una red de apoyo a la que agarrarse cuando surgen las dudas o los miedos.
Nerviosa, impaciente «pero cada vez menos», polvorilla e inconformista. Habla y atrae, no sólo porque es cercana y empática, sino porque tiene un punto hipnótico que impide que no uno no se fije en ella mientras habla.
Recuerda que tuvo una infancia feliz jugando en la plaza de la Gesta. Hija de Ovidio, bibliotecario y conserje durante muchos años del Colegio de Educación Especial de Latores, y Piedad, que regentaba cinco pisos de estudiantes. «Llegó a ocuparse a la vez de 28 estudiantes. He pelado toneladas de patatas ayudando a mi madre, que es mi vida».
La niñez, rodeada de amigas, «casi todas del edificio; yo vivía en el décimo y bajaba tocando el timbre en casi todas las puertas cuando era la hora de jugar». «He sido muy feliz».
Estudió Magisterio pero no ejerció porque en 1984 su madrina Berta traspasaba la mercería «y me quedé con el traspaso. Así hasta hoy que he tenido hasta cinco tiendas pero he ido plegando con los años hasta quedarme con la primera, la de Palacio Valdés». Allí se gestó una ya casi tradición en la ciudad que es el pase de modelos para mujeres operadas de cáncer que celebra todos los años con un gran éxito.
Fuera de su mundo de comerciante, al que «dedico muchas horas porque como no he tenido hijos mi hija es la tienda por lo que abrimos de lunes a sábados ininterrumpidamente de ocho y media de la mañana a ocho y media de la tarde», Marta comparte hogar con Alberto, desde hace casi 30 años y con dos perros 'Cuqui' y 'Dru'. Desde hace un tiempo los ratos libres los pasa en Venta las Ranas «donde nos hemos comprado una casina y vamos los jueves y volvemos los domingos». Gracias a sus dependientas de toda la vida, Consuelo y Aida.
«Planto rosas. Tengo una vecina australiana que tiene uno de los mejores jardines de Europa y es ella la que me enseña. Con esas clases estoy muy orgullosa de mis rosas».
Dice que es tímida aunque no parece fácil creerla cuando se habla con ella. «Necesito un mostrador delante para socializar porque aunque me gusta la gente necesito ese mostrador para socializar». Será mas bien la costumbre de estar detrás del mostrador porque tímida no lo parece.
Se siente orgullosa de ser ovetense y añora los tiempos del gran comercio «de aquí, por eso en mi negocio quiero seguir manteniendo esa impronta ovetense de calidad».
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