«Es una clientela fiel que aprecia la calidad»

La avenida de Colón comienza en la confluencia de Argañosa con la calle Teniente Coronel Teijeiro y Ramiro I, y va hasta Hermanos Menéndez Pidal, comunicando así el barrio de La Argañosa con la zona central de la ciudad. Esta avenida recibió su nombre el 22 de junio de 1928 cuando el Ayuntamiento ovetense decidió dedicar una calle al reconocido navegante, e inicialmente fue la que hoy se conoce como Comandante Vallespín. En la actualidad, destaca ser un calle con «mucho movimiento y mucha vida de barrio».

Desde julio de 2019 lleva abierta la pastelería Dolce Capriccio, «miramos varios locales pero esta nos pareció una calle bastante comercial, tiene mucho paso y nos gustó mucho», destaca Ruth Álvarez. Desde su punto de vista, «es un barrio que tira bastante por el pequeño comercio», de hecho explica que tenía una frutería en frente que llevaba abierta desde 1979 y cerró recientemente al jubilarse la hija de la primera propietaria.

A pesar de que ve desventajas a la calle como «que tiene mucho tráfico, es muy ruidosa y en verano está un poco desierta», es una calle que recomendaría a nivel comercial, a pesar del «problema general que hay en Oviedo, los locales que se quedan vacíos no se vuelven a alquilar porque la situación no es buena y menos para los autónomos», añade. En su caso, que hacen una repostería sin lácteos, sin huevo y vegana, además de los vecinos, a su local acude gente de otros puntos de Asturias como Gijón o Avilés.

Casi al lado se encuentra uno de los negocios más recientes de la calle, la peluquería el Secreto, que lleva abierta desde abril de 2023 con Ana Fernández al frente. «Bajaba por aquí todos los días a trabajar y siempre me llamó la atención este local para trabajar yo sola», explica. Y es que «a nivel comercial me parece muy buena calle», afirma.

Una que recomendaría para iniciar un negocio, principalmente porque pasa mucha gente por ella, «tengo el Alimerka en frente y se mueve bastante», señala. Además, destaca que «son locales pequeños muy buenos para llevar un negocio».

Un cuarto de siglo lleva Covadonga Vázquez con su lencería. ¿Cómo fueron sus inicios? «Conocía la zona, había visto el bajo que se alquilaba y no encontraba trabajo de lo mío, entonces mis padres me ayudaron a poner la tienda y aquí sigo», recuerda. Una calle que para ella está bien a nivel comercial, «pero los tiempos que corren son malos para todos», lamenta.

Destaca que tienen «una clientela bastante fiel que aprecia la calidad» y que con el paso del tiempo ha visto cómo la población de la zona ha ido envejeciendo, algo que «nos mata porque la gente joven no tiene el hábito de consumo de este tipo de tiendas, compra más por internet». Aún así es una calle que recomendaría ya que el único inconveniente que ve es el aparcamiento, «es solo zona azul y muchas veces la gente no encuentra».

Sandra Folgueras trasladó su acogedora tienda Trastos y Tesoros a la avenida de Colón hace tres años. «La conocíamos porque habíamos vivido aquí muchos años y el local era mucho mejor, estamos enfrente de un semáforo que nos ve todo el mundo y eso atrae a la gente», destaca. «Es una calle con mucho movimiento y mucha vida de barrio», afirma, si bien también lamenta la falta de aparcamiento. «La gente tiene que aparcar más lejos y cuando llevan algo voluminoso, es un problema». Folgueras tiene claro que «es una calle con muchas posibilidades».

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