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JUAN CARLOS ABAD
OVIEDO.
Miércoles, 31 de julio 2019, 01:28
Hay zapatos que, de no usarlos, rozan la siguiente vez. Trajes que, de puro nuevos y a medida, no se hacen al cuerpo de uno. Curada la ampolla del 26 de mayo, PSOE y Somos Oviedo lustraron ayer bien la piel que calzarán durante los ... próximos cuatro años en la oposición. Por momentos llevaron el Pleno a su antojo. PP y Ciudadanos también empiezan a hacer lo propio en su nueva posición de mando.
De cuentas versó el grueso de la sesión extraordinaria. El equipo de gobierno formado por PP y Ciudadanos, con el voto extra de Cristina Coto, sacó adelante el plan económico financiero que recorta 32,8 millones del presupuesto de 2019 y limita el próximo para cumplir con la regla de gasto y la ley de estabilidad. Un recorte con el que da carpetazo al Bulevar de Santullano, como dejó claro ayer el alcalde.
El PSOE, como adelantó este diario, trató antes del debate que quedara el plan económico financiero sobre la mesa aduciendo que el criterio tomado para meter la tijera usa como referencia el techo de gasto de 2018 frente a la liquidación. A saber, 169 millones en vez de 189, ensanchado el ajuste. Y que, empleando como referencia la última cantidad, permitiría al actual gobierno contar con 20 millones más al año: 80 durante el mandato. El alcalde no accedió por más que su antecesor lo intentó: «No entendíamos cómo frente a un déficit de 12 millones la reducción de gasto se va a 32,8».
Mientras Jesús Fernández de La Puente, el secretario, leía a la derecha de Alfredo Canteli el acuerdo de la comisión de Economía en la que se tramitó el ajuste, a la izquierda, José Luis González Díaz, el interventor, se convirtió en inesperado protagonista de un intercambio a tres entre Javier Cuesta (PP), Ana Rivas (PSOE) y Rubén Rosón (Somos). «Pregúntele al señor interventor que lo tiene en la mesa», conminó la socialista al conservador acerca del criterio seguido para elaborar el recorte, convencida de que el documento se elaboró bajo uno diferente con respecto a lo habitual en la casa consistorial y que era posible «volver a la senda del equilibrio por otras vías». «Párenlo, no lo decimos por maldad, que los técnicos revisen los informes», añadió.
Cuesta acostumbra a ejemplificar con metáforas, como el exedil y hoy síndico Eduardo Rodriguez -añorado ayer por Rosón-, y convirtió aquel «presupuesto pinocho» en, ahora, «desecho nudo gordiano». «Nos ha tocado bailar con su pelota presupuestaria, muy fea, pero lo vamos a hacer cumpliendo con la normativa», le espetó Cuesta a Rosón reprochándole la gestión presupuestaria del tripartito y, a renglón seguido que el documento aprobado era el mismo que el edil de Somos «dejó en un cajón» con «fines electoralistas después de anunciar a bombo y platillo el presupuesto más alto en las historia a sabiendas de que estaba mal».
El edil popular lamentó la «verborrea» de la izquerda contra el carácter de las leyes vigentes y el «neoliberalismo». «Nuestra responsabilidad es cumplirlas», aseveró mostrando lo que para la coalición entre conservadores y liberales es ortodoxia económica y que para la oposición es un anticipo de «revanchismo» en forma de recortes en «gasto social, en becas y planes de empleo» o puro seguidismo de la 'ley Montoro'.
«No hagan pasar por tontos a los vecinos de Oviedo. Todo el mundo entiende que si tienes 50 millones y te obligan a recortar 32,8, tienes 17,2 millones que puedes gastar», le había advertido Rosón, para conceder que su formación votaría a favor del recorte si el gobierno accedía a incorporar inmediatamente los más de 50 millones de remanente de tesorería. No se dio tampoco. Otra diferencia más entre bloques la de cómo entienden el suplemento de crédito. Cuesta defendió que solo servía para amortizar deuda y a Rivas se le adivinó, por lo bajo, que también «para obras a ejecutar en un año y obras financieramente sostenibles».
La socialista volvió a la carga en el segundo turno contra las «mentiras del equipo de gobierno». «O gastamos de más o no ejecutamos. O una cosa o la otra, porque dinero hay y el Ayuntamiento está saneado», indicó para insistir en las alternativas en cuanto al cálculo del recorte. «No lo proponemos por nosotros, lo hacemos por la ciudadanía ovetenses y por ustedes. Nunca en la oposición nos hicieron una oferta tan generosa», añadió. Pero no hubo más partido. Cuesta se comprometió a recuperar 24 millones para el presupuesto de 2020 tras asumir el «caos presupuestario de los pasados cuatro años». Once contra quince. Plan aprobado también con el voto de la edil de Vox que indicó que la Corporación estaba ante las consecuencias de la «arbitrariedad y soberbia de quien alardeaba de no cumplir con las leyes», pero que, una vez hecho el ajuste, «no puede ser la tónica».
Al alimón, entre el primer teniente de alcalde, Nacho Cuesta, y el propio regidor, Alfredo Canteli, descartaron asumir el proyecto de Bulevar de Santullano. A preguntas de Somos acerca de los aparcamientos disuasorios, Cuesta entró en el fondo de la cuestión. «Lo haremos con seriedad y rigor. Vamos a estudiar los expedientes y ver la opinión de los servicios implicados con el Bulevar y después tomaremos una decisión», indicó el edil de Ciudadanos. Canteli se lanzó a continuación: «Ya lo dijimos en campaña, no sé de qué se extrañan ahora. Queremos llenar Oviedo de gente. Estamos a favor de aparcamientos en el centro».
Wenceslao López vio la ocasión y tentó al alcalde sobre el Bulevar. «No nos gusta. A la mayoría de ovetenses no les gusta», afirmó Canteli sobre la tesis de que el diseño actual «en absoluto protegía el Prerrománico» y que el proyecto «no cumple con los informes municipales». «Nosotros queremos unir los barrios con un semisoterramiento».
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