Francisco Menéndez-Graiño, en su consulta. ÁLEX PIÑA

Un cirujano feliz y «afortunado»

El doctor Graiño llegó de Lugo para integrarse completamente en una ciudad que ha sido testigo de su ascenso profesional y personal

RAFAEL FRANCÉS

Lunes, 14 de noviembre 2022, 01:51

Recibió sus primeras calabazas de una mujer con tres años, estudió medicina con matrículas de honor, corría los 10.000 metros lisos en 30 minutos, es abonado a la ópera de Oviedo desde hace 25 años, presume de buenos amigos, su infancia la marcó la ... gran diferencia de edad con su padre y el matriarcado regentado por su abuela, dejó la Seguridad Social con 32 años para operar en su consulta privada, católico, melómano, madridista, iba al cine Palladium de joven para ver películas de arte y ensayo «como todos los jóvenes de mi época aunque entendíamos muy poco» y a la Alianza Francesa. Vamos, que de Oviedo por la línea recta. Ahora bien, también le gusta C. Tangana, porque «hace buena música».

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Francisco Menéndez-Graiño (Lugo, 1956) es cirujano plástico en Oviedo, donde se licenció en Medicina y se doctoró. Llegó desde Lugo a los tres años (quizá coincidencia con sus primeras calabazas). La familia vivió en la plaza de España «donde le dieron una casa a mi padre como trabajador de Obras Públicas». Jugó en el Campo San Francisco y en el campo de maniobras -lo que ahora es el Palacio de Justicia-, un descampado para jugar al fútbol y montar en bici.

Vestido de torero, en Lugo, con tres años.

De esos años de niñez recuerda «el semáforo de Discoteca, en la parte de arriba de la calle Toreno, algo muy nuevo para mí, y la fascinación que me produjo como niño que era el enterarme de que un león se había escapado del circo y deambulaba por el campo de maniobras».

El colegio, en La Gesta, porque «así lo decidió mi padre, y mi hermana a las Teresianas por decisión de mi madre». De ahí a la preparatoria junto al Instituto Alfonso II. «Allí hice la pandilla de mi vida con Paco Tuero, Juan Alberto Maíllo, Pedro Cervilla, Chechu Menéndez y alguno más». Tras varios años ligando «inocentemente con cinco generaciones de Ursulinas», y mientras estudiaba y acababa medicina, tras una boda conoció a su mujer Pía Portilla en la discoteca La Real. En resumen, 32 años casados, dos hijos (María Pía y Fran) y los dos primeros años de matrimonio a vivir a Gijón, por amor.

En familia, con Pía, Fran y María Pía, en Nueva York.

De vuelta ya en la ciudad centró su vida en la consulta que fundó con Carmen Pena y Pilar Izquierdo y dejó la Seguridad Social «tras unos años en la plaza de Cirugía Plástica por consejo de Ricardo de Manuel».

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Tal como estudió la carrera de Medicina, trufada de matrículas de honor, se embutió en su profesión aunque «de domingo a miércoles porque a partir de ahí hay que dedicar el tiempo a la familia y a los amigos. Tengo varios grupos que ahora ya quedamos más para comer que para hacer deporte».

Con Carmen Pena y PilarIzquierdo.

Por ejemplo, 'Los titiriteros', una «panda de pádel de 30 jugadores de los que ahora ya solo jugamos 10, pero quedamos los 30 a comer. La peña del bar El Dorado donde se ve al Madrid o la tertulia de los jueves en el Club de Tenis, en la que el doctor Nico Terrados organiza los temas a debate».

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Esas son las dos anclas de la vida de Francisco Menéndez-Graiño, la familia y los amigos. «Doy gracias a Dios porque he tenido mucha suerte en la vida. Soy un verdadero privilegiado», admite.

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