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ROSALÍA AGUDÍN
Domingo, 5 de febrero 2023, 01:06
Sobre el escenario cuatro artistas, y en las butacas 1.200 niños de entre tres y seis años preparados para ver 'Dolce Cenerentola', una adaptación ... de 'La Cenicienta' del compositor italiano Gioacchino Rossini organizada con la colaboración de AsLiCo, State Opera Plovdiv, Ópera de Oviedo y la Universidad de Oviedo, con el objetivo de crear nuevos públicos que se aficionen a la lírica y ayuden a mantener la temporada que en la capital asturiana suma setenta y cinco años.
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Había nervios entre los menores por ver la representación; en las dos funciones, cada una de una hora de duración. Setecientos eran alumnos de los seis colegios participantes en el proyecto -Xentiquina de Lieres, Llanes 1, Picos de Europa de Benia de Onís, Reconquista de Cangas de Onís, Oscos y La Plaza de Teverga- mientras que los quinientos restantes acudieron de forma gratuita tras retirar sus entradas en la web de Ópera de Oviedo.
Todos estuvieron acompañados de sus familias, a las que les tocó hacer fila a las puertas del Campoamor antes de ser ubicados en sus asientos por el personal del teatro. Entre ellos los hermanos Dana y Ulises. Disfrutaron de la función desde el palco, acompañados por su madre. Antes de que los actores saliesen al escenario Dana le dijo a su madre las ganas que tenía de ver el espectáculo: «Queremos que salgan ya». Cuando lo hicieron, la pequeña no paró de disfrutar. Río, bailó y cantó al ritmo de La Cenicienta, papel interpretado por Judith Arteaga. También se mostró interesada por la falda de este personaje, de color negro y el mandil de sirvienta, así como de los vestidos de las princesas Clorinda y Tisbe, de rosa y azul.
Ambas lucharon durante toda la función por conseguir enamorar al príncipe Ramiro, pero ninguna lo logró a pesar de sus esfuerzos y los de su padre Don Magnífico, interpretado por Judith Arteaga, que estuvo acompañada por el pianista Carlos Suárez.
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Para Carla, de tres años, esta fue la primera vez que vio una ópera. Lo que más le gustó es «cómo cantó Cenicienta», según explicó su madre, Bárbara Fernández, quien añadió que la niña de momento se inclina más por la música con más movimiento, pero su padre ya la está acostumbrando a la lírica. «Le pone canciones en casa pero, por el momento, ella prefiere más bailar». Ayer lo hizo con Cenicienta en el Campoamor.
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