Canteli defiende que su mujer ejerció «labores de representación» en el viaje a Madrid

Tras las explicaciones del alcalde Somos pidió su dimisión y al término de la sesión Ana Taboada avanzó que llevarán a Canteli a los tribunales por reconocer las «irregularidades» que suponen imputar gastos de «una persona que no ha sido elegida por el pueblo de Oviedo» al erario público.

Canteli no se guardó. A preguntas de la portavoz de Somos el alcalde confirmó que cargó los gastos del desplazamiento -los suyos y los de su cónyuge, Marta Suárez- al Ayuntamiento. «Claro que fui con mi mujer, faltaba más, su obligación es mantener la representatividad que le corresponde como esposa del alcalde», sentenció al explicar que el viaje fue de «interés para Oviedo».

«Creí que la política era otra cosa, no esta vulgaridad insultante», indicó molesto. «Fui a Madrid con mi mujer al hotel al que llevamos yendo 35 años. Salimos a las tres de la tarde y comimos algo en la autopista, dos pinchos, dos coca-colas, dos cafés y unas pastas que compramos a cinco euros. La cena era un tema importante para Oviedo, que no se lo voy a decir ahora, y luego dormí con mi mujer como llevo haciendo 49 años de casado». «Claro que esos gastos los pagó el Ayuntamiento y mi mujer viene conmigo», reiteró.

Un mensaje que modularon desde Alcaldía a posteriori y que circunscribieron a un viaje institucional, «no de vacaciones», en el que también el resto de autoridades acudieron acompañadas de sus cónyuges. «La cena a la que se hace referencia es una cena de trabajo del alcalde en la que no está su mujer», aclararon. «A todos los actos en los que pueda estar como acompañante del alcalde estará porque valora su figura», sostuvieron.

Las explicaciones de Canteli, sin embargo, no cerraron el Pleno. La dinámica del debate acostumbra a premiar a la oposición durante el turno de preguntas. Toma ventaja y dependiendo del cariz de la cuestión, hay concejales de gobierno que optan a contestar en la próxima sesión. Ayer no.

El edil de Turismo, Alfredo García Quintana, cargó contra la filiación política del director de la Cometcon y justificó la retirada de la subvención por ser nominativa. Sin mucho margen y bajo la advertencia de ser expulsado, Rosón la comparó con la que recibirá el Centro Asturiano.

La vuelta de tuerca definitiva la volvió a dar Canteli. En el turno de información, impulso y control al gobierno, en lo que se creía que iba a ser una dación de cuenta acerca del estado de la muralla medieval, el posicionamiento del gobierno con respecto al área metropolitana y el uso de los contratos menores; el alcalde y presidente de la sesión improvisó un nuevo intercambio de pareceres para asombro de propios y extraños.

Fuentes populares sostuvieron que se trata de una estrategia para visibilizar la labor del equipo de gobierno. Pero ni siquiera los ediles interpelados supieron muy bien a cuál de las tres intervenciones debían responder. «Primero vamos con el tema mío», resolvió Canteli en detrimento de los contratos menores que había defendido Javier Cuesta.

El tema, en otro giro de guión, ni siquiera fue el área metropolitana que sirvió de enganche para el enésimo cruce de pareceres entre Wenceslao López y Canteli acerca de la honorabilidad de cada uno. Desde el Pleno de investidura alcalde y exalcalde no congenian. Ayer, de hecho, el regidor trató de debatir con el líder de la oposición. Y hasta se retrotrajo a 1982: «Usted hizo daño a Oviedo oponiéndose con su partido y el PCE a la reforma del Carlos Tartiere para que pudiera albergar parridos del Mundial 82», le espetó a López.

Entre acusaciones de oposición «ponzoñosa» y de falta de calidad democrática por parte del equipo de gobierno, hubo tiempo, poco, para confrontar modelos de ciudad. Rosón citó a Evaristo Páramos reconociendo a Javier Cuesta en la letra de 'El congreso de los ratones': «En el primer punto del orden del día actualizaremos nuestros sueldos. En el segundo punto, bajaremos el de los demás». Cuesta había tirado de argumentario contra la «verborrea castrista del señor Rosón» y «el discurso autocomplaciente de la izquierda» a cuenta de los precios de los servicios públicos y las tasas que se pagarán en 2020 y con las que el equipo de gobierno pretende financiar un presupuesto que regresa del «caos» del tripartito. Unas tasas en las que la rebaja del tipo diferenciado de IBI de 1,3 a 1,1 para las grandes superficies se compensa con una mayor presión fiscal en el resto de tributos como la viñeta o la plusvalía. «Vuelve la grúa», dijo Rosón.