De cantar en la ducha a hacerlo con Aitana en La Voz Kids

A Jaime de la Vega siempre le gustó cantar. Lo hacía en la ducha, en los recreos, en las sobremesas de Navidad y hasta en clase. Siempre llevaba su micrófono consigo. Era algo superior a sí mismo, una necesidad de expresarse. Sus padres sabían de esa afición, pero nunca se lo tomaron demasiado en serio. Tampoco tenían los medios: «90 euros cada clase de canto con tres hijos como que no». No imaginaban entonces que lo de Jaime y la música era un sueño que sólo acababa de empezar. En marzo del año pasado, el pequeño sentó a sus padres y les tendió un número. Era el teléfono del casting de La Voz Kids.

A Patricia, su madre, no le pilló del todo por sorpresa. «En casa siempre fuimos muy fans de OT y La Voz. Él siempre me pedía ir a ver Eurovision en el cine, en pantalla grande», rememora. Aún así para los progenitores no fue una decisión fácil. Eran conscientes de que la competencia era enorme -10.000 niños para 90 vacantes- y temían el efecto que un posible rechazo pudiese tener sobre el pequeño. Aún así llamaron. Los vídeos que enviaron gustaron y fueron convocados para el segundo cribado, ya presencial, en La Coruña. De aquella prueba, Jaime salió llorando porque con los nervios no le había salido bien. Cuál fue su sorpresa cuando, unos días después, lo llamaron para ir a un segundo casting en Madrid. En ese último se seleccionaron a los 90 que pasarían las audiciones a ciegas con los 'coaches'.

Después de toda la tarde entre bambalinas -fue el último niño en actuar-, Jaime salió al escenario para cantar 'Vas a quedarte', de Aitana. Instantes después, tres de los cuatro 'coaches' se giraban al unísono, ansiosos por ponerle cara aquella dulce voz. Entre ellos estaba Aitana, la ídola de Jaime, que tras incorporarlo a su equipo se lanzó a interpretar uno de sus temas junto al pequeño. Él, que tantas veces había soñado con ese momento, no pudo evitar deshacerse en lágrimas.

El programa terminó de grabarse el pasado mes de noviembre y todavía continúa su emisión, pero Jaime de la Vega ya tiene ilusión de volver a subirse a un escenario. De hecho, piensa enviar algunos de sus vídeos a Eurovision Junior y cuenta con presentarse a La Voz cuando cumpla los 18. Mientras tanto, está centrado en mejorar sus dotes musicales Sus padres, que apoyarán los sueños del hijo hasta donde llegue, lo han apuntado a clases de canto y de piano. «Después de la emisión se acercó gente a mi trabajo a decirme que habían llorado con su actuación», cuenta su madre. A pesar de no haber pisado un conservatorio en su vida, Jaime tiene algo mucho más especial, el don de tocar la sensibilidad de las personas con su voz. Ahora sólo le queda explotarlo.