El Bulevar de Santullano, contra el reloj

En el caso del Bulevar de Santullano, la línea de actuación que financia la UE asciende a 2,7 millones de euros, a los que habrá que sumar algo más de 600.000 euros de recursos propios para cumplir el ratio 80%-20% que exige Bruselas. Asimismo, las actuaciones para el 'sistema integrado de zonas verdes', otra de las partidas en las que está desglosado el proyecto global, también complementan la financiación de la urbanización de la obra con otros 1,7 millones.

El Ayuntamiento no ha desvelado aún las infografías que encargó en noviembre para preparar la nueva licitación del diseño, pero ya ha hecho números en la proyección plurianual de los presupuestos. Prevé destinar a las obras de su proyecto 19 millones en los próximos años: 4,2 en 2021; 7 en 2022; y 7,8 en 2023, ya que en el último año del actual mandato expirará el plazo para ejecutar la subvención europea que cofinanciaría parte de la actuación.

Los precedentes no son halagüeños. Esta semana el líder de los socialistas en el Ayuntamiento, el exalcalde Wenceslao López, se remontó al Plan Director del Prerrománico, de 2003, para recordar desde cuando se viene pensando en remodelar la entrada de la antigua autopista 'Y'. Atrás quedó también el proyecto de Gabino de Lorenzo de construir una losa junto a San Julián de los Prados. Una opción «soterrada» o «semisoterrada» que revivió con alfileres el actual regidor, Alfredo Canteli, que indicó en campaña su predilección por una actuación de este tipo. Sin embargo, fuentes consultadas del área de Infraestructuras descartan excavar por las afecciones que tendría en el monumento y la dificultad de la obra en uno de los suelos de peor calidad de la ciudad. De igual modo, los fondos europeos van aparejados a actuaciones encaminadas a pacificar el tráfico y reducir las emisiones de gases contaminantes.

En 2015, con Agustín Iglesias Caunedo al frente de la Corporación, se falló un primer concurso de ideas que también quedó para la hemeroteca. Curiosamente la opción ganadora también pretendía soterrar uno de los viales. Así, la plataforma Imagina un Bulevar, impulsora de la actuación, rompió con el PP denunciando manipulación en el proceso y solicitó una nueva consulta y concurso. El vuelco electoral de aquel año y la asunción del gobierno municipal por parte de la izquierda iban a propiciar la oportunidad. En 2017, con la consecución de los fondos Edusi en la segunda convocatoria, el proyecto tomó impulso.

En 2018, el Ayuntamiento firmó el contrato con la UTE Bosque y Valle, vencedora de este segundo concurso de ideas, para la redacción de la asistencia técnica. Los arquitectos tenían tres meses para entregar su diseño pero todo comenzó a torcerse hasta el pasado martes cuando al Consistorio, otra vez en manos del centroderecha, rescindió el vínculo por la mitad de lo firmado: 225.000 euros, más otros 80.000 por el diseño para el desvío del colector Sur.

Este diario informó puntualmente del desvío presupuestario a 51 millones de la primera entrega de Bosque y Valle. También de la ausencia en los pliegos del desvío del colector Sur y de las dudas de los geólogos acerca de la idoneidad del lago que remataba el diseño junto a San Julián de Los Prados. La segunda versión también tuvo reparos por parte del responsable del contrato: «Entendemos que el proyecto presentado no cumple con los requisitos formales, de definición, funcionales, ni administrativos, para su aprobación».

A la tercera, jibarizada a los 18 millones de presupuesto de ejecución que obraban en los pliegos, fue la vencida. Pero solo sirvió para pagar el trabajo a los arquitectos y para que el Ayuntamiento aproveche parte de su diseño.

Parte. Porque el diseño por el que se inclina Infraestructuras limitará los trabajos hasta el palacio de los Deportes. De Bosque y Valle se recupera la idea de derribar el puente de Ángel Cañedo y organizar el tráfico a nivel mediante una rotonda de nueva factura. Unos metros más allá, se conservaría la actual pasarela peatonal de Los Prados.

Sin la losa pretérita y sin lago, los técnicos apuestan por una obra modesta, que se ajuste a lo presupuestado y que convierta el kilómetro que va desde la rotonda de la Cruz Roja hasta la proyectada en Ángel Cañedo en una calle urbana con el objetivo de bajar la contaminación, reducir el tráfico y 'coser', en la medida de lo posible, los dos barrios separados por la autopista hace más de 50 años. Apenas 10 meses para tener proyecto y cuatro años para ejecutarlo. «A ver si somos capaces esta vez», ironizan fuentes municipales al ser consultadas.