La basílica de San Juan necesita cinco millones de euros en obras para completar su restauración

Se han hecho obras, al menos las más urgentes, y así, en septiembre de 2020, el cimborrio de la iglesia volvía a lo alto de la basílica y ponía fin a veinte meses de trabajos de emergencia para evitar el desplome de una serie de elementos ornamentales dañados y de su restauración. Junto a esa pieza también se sustituyeron tres ángeles de piedra y las vidrieras del transepto de San Antonio. Aquello supuso un desembolso de más de 800.000 euros y, aun así, a San Juan todavía le harán falta actuaciones por valor de más de cinco millones de euros y durante al menos una década para volver a lucir como el primer día. ¿Cuál es el problema? Las aportaciones de las administraciones son nulas o inexistentes, la del Arzobispado es baja y las aportaciones de los parroquianos dan para lo que dan.

Así lo recuerda el arquitecto que ha estado al mando de todas las obras que se han producido en San Juan en los últimos años, Fernando Secades. En sus palabras, «todos los adornos de la basílica, que parecen de piedra pero en realidad son de mortero, se están deshaciendo y convirtiendo en arena», advierte.

Esto tiene una explicación muy corriente y también deja a la luz que lo que en su día fue la novedad y modernidad de San Juan en cuanto al uso de nuevos materiales para su construcción como los morteros, que permiten moldear todo tipo de figuras y adornos de forma rápida y precisa, también supone un problema. Este método constructivo fue implementado en este caso por el maestro de obras y colaborador de Gaudí, Claudi Alsina para erigir el templo hace ya más de un siglo; ahora bien, con la humedad del clima asturiano, los 'esqueletos' de hierro que hay en el interior de los diferentes ornamentos que recubren el templo se oxidan y deforman, y el cemento se resquebraja y se convierte en arenisca. Es lo que ocurre por los cuatro costados de San Juan.

En ese sentido, en junio aún tuvieron lugar las últimas obras. Unas -de nuevo- de urgencia para reparar de las capillas del Carmen y San José, en el exterior del templo, por el avanzado deterioro que mostraban algunos de sus elementos ornamentales -sobre todo las cruces superiores-. Han costado 33.000 euros.

A ese respecto, continúa Secades, «hubiera sido muy fácil restaurar todas las vidrieras y atajar los problemas de la cúpula bajo el cimborrio y el tambor de esta y las bóvedas cuando restauramos el cimborrio y los ángeles, y con eso borrabas una parte muy importante de todo lo que hay que hacer, pero no había dinero para todo», lamenta. «El estado de salud de la basílica de San Juan sigue siendo bastante malo y no se va a curar mientras no llegue alguien y ponga sobre la mesa los cinco o seis millones de euros que necesita, porque la parroquia no lo puede afrontar», sentencia el arquitecto.

Uno de los principales problemas de la 'Catedral del Ensanche' para captar fondos es su escaso grado de catalogación. En 2005 recibió el grado de protección integral por su valor singular y fue hace tres años cuando el párroco comenzó a valorar la posibilidad de presentar los trámites para lograr la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) del templo. «Yo quería conseguirlo, porque puede suponer una salida, pero es algo costosísimo por la cantidad de papeleo e informes que requiere», sostiene Javier Suárez. A su juicio, «la basílica necesita muchas cosas, muchas intervenciones que son muy necesarias, pero de momento no tenemos medio para ello y sólo podemos ir atendiendo a lo urgente». Urgente, como ha ocurrido en las dos últimas, porque el mal estado de los ornamentos en ocasiones provoca la caída de cascotes a la vía pública y es el Ayuntamiento quien ordena a la parroquia la realización de obras de urgencia.

La basílica, diseñada por el arquitecto Luis Bellido, de estilo historicista neorrománico y con grandes ornamentos, fue edificada entre 1912 y 1915 para sustituir a la antigua iglesia románica del mismo nombre, demolida en 1882 y que se encontraba cerca de la Catedral, en la confluencia de las calles San Juan y Schultz. La primitiva iglesia de San Juan, anterior aún, fue erigida en el año 862 bajo el reinado de Alfonso III el Magno. En el siglo XI fue construida la de estilo románico a la que sustituyó el actual templo. Era la segunda iglesia de la capital asturiana después de la de San Tirso y anterior a la de San Isidoro, también románica, en origen.

Sufrió los estragos de la guerra y aún le quedan cicatrices como el agujero en la cúpula producido por el impacto de artillería o el obús incrustado en la parte derecha del frontal, que nunca llegó a hacer explosión.

En junio de 2012 fue nombrado nuevo párroco Francisco Javier Suárez Fernández, en sustitución de Fernando Rubio Bardón, que había sido párroco de San Juan durante casi medio siglo. En su reconocimiento, en 2004, además, el Ayuntamiento lo nombró Hijo Adoptivo de la ciudad y puso su nombre a la plaza que bordea el frontal del templo. El mismo año en que la 'Catedral del Ensanche', uno de los iconos arquitectónicos sacros más importantes del entramado urbano ovetense, fue distinguida con la categoría de basílica menor.