El Milán, en Oviedo. P. LORENZANA
El barrio de mi vida | El Milán

Un barrio en torno al campus

El Milán, que nació en los años ochenta, cuando el cuartel del Ejército se reconvirtió en zona universitaria, cuenta ya con 9.000 vecinos

COVADONGA DEL NERO

Lunes, 20 de junio 2022, 02:59

Entre Teatinos y Pumarín se levanta el barrio de El Milán, que nació en los años ochenta, cuando el Ejército entregó al entonces alcalde, Antonio Masip, lo que hasta aquel momento había sido su cuartel. En aquel momento, el Ayuntamiento de Oviedo lo acabaría cediendo ... a la Universidad, la cual trasladaría hasta más allá de General Elorza el campus de Humanidades.

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Miles de alumnos han ido pasando por las aulas de un complejo arquitectónico civil que en su día perteneció también a la Iglesia y que cumple 120 años. Fue seminario, cuartel militar y ahora Universidad. Un campus que se construyó alrededor de esa nueva ubicación universitaria, con viviendas nuevas, que apenas tienen cuarenta años, si es que llegan. Son pocos los inmuebles que nacieron ya en este siglo.

Benigno Amago, en su cafetería Titanic, en el barrio de El Milán.

«El barrio no ha cambiado demasiado, es todo muy nuevo»

Benigno Amago es natural de Cangas del Narcea. Trabajaba en aquella zona hasta que «se empezó a truncar el futuro de las cuencas mineras» y decidió buscar nuevas opciones para salir adelante. Antes de escoger El Milán «estuve mirando cafeterías y espacios en Oviedo y Gijón», pero vio «mucho futuro» en el nuevo barrio que abría sus puertas al lado del centro de Oviedo. Así se decantó, «tras mirar muchas zonas», por El Milán. «Pensé que con la Universidad podría tener un buen volumen de negocio y clientela». Era el año 1999 y no se equivocó. Son cientos los estudiantes, jubilados o profesores que pasan por sus mesas a disfrutar de un desayuno, un café o una caña.

«El barrio no ha cambiado demasiado, porque todo lo que se ve ahora es muy nuevo», explica el hostelero de la cafetería Titanic, que hace esquina y mira directamente al edificio del campus de El Milán. Aunque, haciendo memoria, sí recuerda que «el edificio de en frente se construyó pasado el siglo XX, en 2003, aproximadamente».

Para él, una de las principales ventajas es, sin duda, el movimiento de estudiantes que vive diariamente el barrio con la ubicación de uno de los campus universitarios. Aunque «antes había mucha más gente que escogía estas carreras: han pasado de tres clases por curso a solo una, en algunos grados», enumera. Sin embargo, la cercanía con el centro es algo «muy destacable», aunque la calle General Elorza sí hace «de barrera».

La tranquilidad y que «no es nada conflictivo, para sorpresa de algunos» es algo que remarca Amago: «Tenemos negocios de todo tipo, sí es cierto que muchos han cambiado de dueños, pero todos los locales están abiertos y ofreciendo servicios para todos los vecinos, mayores y pequeños», asegura el hostelero más «emblemático», en palabras de los residentes del barrio, que lleva casi veintitrés años en El Milán.

Entonces los vecinos recuerdan que era un «auténtico barrizal» que fue creciendo y abriendo un centro de salud y un centro de día. Para conseguir todos estos servicios, el movimiento vecinal luchó y lo consiguió. Era común pasear por el barrio que estaba naciendo y ver trapos verdes, una reivindicación vecinal para conseguir ambos centros, así como el parque de El Milán.

Unos servicios conseguidos que costaron sudor y lágrimas a sus residentes, pero que ahora presumen orgullosos de los mismos. En general apenas han cambiado los vecinos que llegaron entonces a la ciudad. A pesar del movimiento de estudiantes que cada día pasan por el centro, no son demasiados los que escogen El Milán para vivir. A escasos cinco minutos del centro de Oviedo, los precios de las viviendas son elevados para los jóvenes estudiantes.

Pablo Juárez, en su librería de El Milán.

«Lo que más me sorprende es la cantidad de lectores»

Hace aproximadamente dos años una de las librerías que más tiempo llevaba en El Milán decidió traspasarse. Por fortuna, se mantuvo como un negocio de las mismas características. Pablo Juárez tenía un comercio en Llanera y decidió dar el paso de «venirnos a Oviedo». No es vecino directo del barrio, pero convive a diario con todos los habitantes de la zona. Para él, una de las grandes virtudes es que se encuentra «a unos pocos minutos, caminando, del centro de Oviedo, por lo que no queda a desmano para ningún vecino de la capital asturiana».

La librería Sofilena cumple dos años en este 2022 y si de algo se ha dado cuenta su dueño es de que «lo que más me sorprende del barrio es la cantidad de lectores de todas las edades que hay». Una virtud que escasea y que en el caso de El Milán «no escapa a ninguna de las edades». Niños, jóvenes, estudiantes, adultos y ancianos pasan por su librería, sobre todo «en busca de las novedades».

Pero por si fuera poco, cree que la vitalidad de la zona es «clave»: «Siempre hay gente paseando, en sus terrazas, de camino a algún sitio;es raro ver las calles vacías si no es de noche». También la entrada directa de la autovía es un plus para el librero, porque «incluso el autobús directo desde Gijón para en el campus, lo que permite que gente de otras ciudades también vean el barrio y los negocios». La vida en las terrazas, las amplias zonas abiertas y los espacios verdes en El Milán son «síntoma de un barrio nuevo y joven» que todavía tiene mucho futuro por delante.

También cuenta con «muchísimas paradas de autobuses de colegios de otras zonas, lo que significa que hay niños». Aunque la mayoría de vecinos sean de edad adulta, que llevan toda la vida en el barrio, se puede ver paseando a algunos pequeños, que son el futuro de un barrio «pegado al centro» que sigue creciendo.

También es poco frecuente ver algún local vacío. La mayoría de bajos comerciales están ocupados por negocios locales de todo tipo. Asimismo, cuenta con el colegio público Novo Mier. Tiene salida a la autopista a menos de cincuenta metros, así como conexión directa con la Ronda Sur.

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Es un barrio de espacios abiertos que cuenta con numerosas zonas verdes donde pasear y encontrarse. Y la juventud la pone uno de los siete campus universitarios de Oviedo, con sus múltiples grados en Humanidades, aunque a sus 9.000 vecinos les gustaría que hubiera más para seguir creciendo.

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