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Plaza del Lago Enol, en Ventanielles. PABLO LORENZANA
Un barrio a la espera del Palacio
El Barrio de mi vida | Ventanielles

Un barrio a la espera del Palacio

Ventanielles nace con la llegada de vecinos de los núcleos rurales que se trasladaban a la ciudad; ahora, la zona ronda los siete mil habitantes

COVADONGA DEL NERO

Lunes, 25 de abril 2022, 01:40

Al noreste de la ciudad de Oviedo, limitando con La Tenderina y Santullano, se encuentra el barrio de Ventanielles, una zona nacida del éxodo rural, cuando los vecinos del campo se trasladaban a la ciudad en busca de nuevos trabajos y un futuro esperanzador. El medio rural empezaba a vivir su despoblación paulatina y los bajos precios incitaban a los nuevos ovetenses a mudarse al barrio, humilde y trabajador desde sus orígenes.

Pedro García, en su librería de la calle Río Narcea, en Ventanielles.

«Los vecinos tienen mucha personalidad y son muy honestos»

Hace nada menos que 49 años, en 1973, Ángela Luces, que por entonces vivía en La Tenderina (y sigue viviendo allí), tomó la decisión de aprovechar un local de la calle Río Narcea para abrir un pequeño comercio. Lo hizo en un barrio que comenzaba a crecer con la llegada de esos obreros que trabajaban en la ciudad. Escogió una librería, a pesar de los comentarios de vecinos de la capital que creían «que no tenía futuro», para poder satisfacer las necesidades de los escolares de Ventanielles. Está a punto de cumplir cincuenta años y «cada día estoy más contenta de haber tomado esa decisión», admite.

Desde su llegada al barrio, los cambios son tantos que no es capaz de enumerarlos todos. Junto a ella, en la actualidad, es su hijo Pedro García quien abre cada día la persiana del pequeño comercio. «Cuando abrimos, había muchísimos niños; eran familias de cuatro o cinco hijos», recuerda la madre, pero ahora, añaden, «apenas hay pequeños, es casi todo gente mayor, de toda la vida».

Pero si algo impacta a la mujer, que su hijo no vivió con la misma intensidad, es que «hace cincuenta años, no teníamos semáforos ni pasos de peatones ni recogida de basura». En la actualidad, define el barrio como «una zona muy bien situada, con todos los servicios necesarios» tales como el centro de salud o la biblioteca municipal. En cuando a sus gentes, madre e hijo están «encantados» con los vecinos de Ventanielles.

«Es un barrio humilde y trabajador, pero no tramposo», refiriéndose a que «muchas han sido las veces que hemos adelantado el material escolar porque los padres no podían pagarlo y jamás no han venido, cuando han podido, a darme ese dinero». «Los vecinos tienen mucha personalidad y son muy honestos», define Luces. Un barrio que «tiene lo bueno de ser barrio y lo bueno de un pueblo: todos nos conocemos y nos ayudamos entre nosotros».

Hace más de sesenta años, en 1955, el gobernador civil Francisco Labadía y alcalde Ignacio Alonso de Nora dieron luz verde a comenzar la construcción de más de dos mil viviendas para los obreros. Apenas tres años después, teniendo como regidor a Valentín Masip, se inauguraron los primeros edificios de un barrio que, a día de hoy, cuenta con más de seis mil vecinos. Concretamente, Ventanielles cuenta con 6.723 habitantes, según el registro del Ayuntamiento.

Entonces, en la memoria de quienes llegaron allí como primeros vecinos, el barrio estaba separado completamente de la capital asturiana, cuyo nexo era la calle Tenderina Baja. Recuerdos de una plaza del Lago Enol, la cual cuenta en la actualidad con la iglesia parroquial de la Sagrada Familia y un parque infantil. Una plaza que ahora es punto de encuentro de decenas de jóvenes y niños, así como vecinos mayores, y que apenas era un descampado en sus inicios. Muchos son los vecinos que recuerdan, incluso, cuando llegó el asfaltado a las calles.

Aida Villamil Novoa, en su centro deportivo del número 35 de la calle Río Nalón

Es un barrio multicultural, y eso me encanta»

Aida Villamil Novoa pasó la primera parte de su infancia junto a sus padres en el barrio de Ventanielles, aunque a los ocho años se mudaron hacia la zona de La Tenderina. Eso sí, nunca se alejó demasiado del barrio donde «estudié en el instituto e hice toda mi vida social por sus calles». Ahora, lleva dos años y medio sacando adelante su clínica académica y deportiva -un sueño hecho realidad-, ubicada en el número 35 de la calle Río Nalón. La misma donde vivió su infancia en Ventanielles. Las «casualidades de la vida» llevaron a esta joven a encontrar «el local ideal» para ver nacer su proyecto empresarial en la misma vía que ella misma.

En su centro, Villamil recibe gente de todo tipo, y perfiles muy diversos, que son «el reflejo del barrio». En sus palabras, Ventanielles «es un barrio que me encanta». Algo que, en todo caso, tiene claro «desde siempre». De hecho, si tiene que destacar algo es, precisamente, «la multiculturalidad, algo que desde el punto de vista social es increíble».

Entre los fundamentos de su negocio, una de las premisas es «ayudar a quienes tienen pocos recursos». Sí, «consideraría el barrio como un vecindario de clase media y baja», detalla, «pero no con la concepción que la gente tiene de él». «Prejuicios» de otras zonas de la ciudad que, continúa, «ven a Ventanielles como la periferia, un barrio marginal». No está de acuerdo. Recuerda, por historias que le contaba la familia de su padre, que «cuando comenzó su construcción sí era el exterior de Oviedo, porque entonces el centro era solo el casco histórico». Pero ahora «las cosas han cambiado y ni siquiera Oviedo termina en Ventanielles».

Para la joven, el barrio tiene «un encanto muy particular y único», que cuenta con «alquileres baratos, a escasos metros del centro, del centro comercial Los Prados y del HUCA». «La diversidad cultural de las familias y la llegada de parejas jóvenes están revitalizando Ventanielles», celebra.

Ahora, con los nombres de sus calles y plazas relacionadas con ríos y lagos, Ventanielles sigue siendo un barrio obrero y humilde lleno de vida. Cuenta con un polideportivo, una biblioteca municipal y un centro de salud, entre las instalaciones. Aunque su gran equipamiento es el Palacio de los Deportes. Una estructura que lucha por poder acoger al Oviedo Baloncesto en la máxima competición, con la ampliación de las gradas que el Ayuntamiento quiere financiar con cargo a los fondos Edusi antes del 31 de diciembre de 2023. Una reforma que pasa por retirar de allí la pista de atletismo y convertirá Ventanielles en el epicentro del baloncesto de la capital. Aun así, el barrio sigue aislado de la gran manzana central. El nuevo Bulevar de Santullano tratará de corregirlo.

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