Oviedo anuncia una rebaja del IBI diferenciado y nuevas bonificaciones para 2022

Cuesta insistió en que las «bonificaciones» que pueden aplicar los ayuntamientos «están tasadas por ley» y que, lógicamente, las ventajas fiscales tienen que ceñirse a esos supuestos. No hay mucho margen en las tasas, pero aún así anunció un esfuerzo para «incentivar la actividad económica» a través de las tasas de licencias de actividad, «la inversión en eficiencia energética», con bonificaciones en el IBI y a «colectivos específicos», para ayudar a superar las consecuencias de la pandemia a las empresas que más han sufrido, «para ayudar a quien lo necesita», insistió. Admitió que 2022 no verá el fin del tipo diferenciado de IBI. «Nuestro compromiso era ir bajándolo, lo cogimos al 1,3 y lo hemos dejado al 1,1», señaló Cuesta, quien confirmó una nueva reducción del gravamen que pagan los mayores bienes inmuebles de la ciudad para el próximo año, pero no avanzó si se eliminará en 2023.

Parece difícil. Los dos próximos años seguirá subiendo, como consecuencia de la revisión catastral aprobada en el año 2012, la base imponible del IBI de todos los inmuebles de la ciudad. Supone, por sí sola, un alza media del 5% del recibo del impuesto más importante para las arcas municipales y más gravoso para los ciudadanos. Por estos últimos, todos los equipos de gobierno han aprobado rebajas del tipo del impuesto para compensar aún parcialmente la revisión catastral a los propietarios en un ejercicio de suma cero o casi, que ha mantenido estables los ingresos del Ayuntamiento de Oviedo por impuestos directos entre 2012 y la actualidad (103 millones, entonces; 106,3, para este año). Lo que no se ha mantenido estable es el coste de los servicios públicos o los ingresos municipales por tasas. Los primeros crecen de forma acelerada en los últimos años por ampliaciones de algunos contratos -Limpieza o Transporte, por ejemplo-, nuevas privatizaciones y crecerán más con las alzas del salario mínimo. El concejal de Economía apuntó ayer que si se producen desequilibrios en algunos contratos habrá que revisarlos. Crecen también los costes energéticos, de nuevo por encima de los 8 millones de euros anuales, y, sin embargo las tasas -lo que pagan los ciudadanos por hacer uso de los servicios municipales-, caen: de 36,7 millones, en 2012; a 31,4, este año.

Las cifras anuncian problemas para cuadrar los presupuestos del próximo ejercicio. El Ayuntamiento, por primera vez en treinta y cinco años y en época de crisis económica derivada de la sanitaria, tiró de prórroga presupuestaria este año porque le faltaban 10 millones de euros para cuadrar sus previsiones de gasto, 215 millones por 205 de ingresos.

Las decisiones de 2019, con una expansión del gasto de casi 8 millones más en bienes corrientes y servicios, y la reducción de ingresos, un millón menos por la reducción del IBI a los grandes valores, impidieron cuadrar las cuentas. Para 2022 hay otros tres millones de gasto corriente en servicios más que se han asumido este año y hay que hacer sitio a las inversiones.