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GONZALO DÍAZ-RUBÍN / JUAN CARLOS ABAD
OVIEDO.
Martes, 25 de febrero 2020, 01:23
El Ayuntamiento negocia con la concesionaria del servicio de aguas después de detectar posibles incumplimientos en el contrato que la vincula con el Consistorio desde 1996. Según fuentes de la Concejalía de Infraestructuras, el edil responsable del área, Nacho Cuesta, ha entablado conversaciones con ... la UTE al margen de la comisión técnica que analiza los informes presentados por los funcionarios, y que tiene bloqueadas las liquidaciones de los últimos tres ejercicios.
Desde el área se «confía en llegar a un acuerdo» ante lo que los funcionarios municipales sostienen: que Aqualia debe un cuarto de siglo en trabajos que se comprometió a hacer en la oferta con la que ganó la concesión a 50 años, prorrogable a otros 25.
La empresa, por su parte, se defiende e incide en la necesidad de proceder a reactivar el programa de renovación de infraestructuras de abastecimiento, distribución y saneamiento. Una renovación que, afirma, «deberá realizarse a cargo del Ayuntamiento» frente a lo que sostienen los técnicos municipales.
Asimismo, se reafirma en que la ausencia de mantenimiento le «está causando importantes daños y perjuicios a la UTE» y recuerda actuaciones que acometió sin estar recogidas en los pliegos de condiciones ante la «inactividad del departamento municipal de Infraestructuras». Crítica con los técnicos, Aqualia considera que la obsolescencia de la red al agotarse su vida últil es la responsable de las roturas y «no la falta de mantenimiento».
El primer expediente analizado por la comisión de seguimiento fue el de los hidrantes. El incendio de la calle Uría en 2016 arrojó luz sobre la ausencia de mantenimiento de las bocas de incendio y de riego. El equipo de gobierno encargó entonces sus primeros trabajos y una revisión a Bomberos, pero empezó a señalar posibles dejaciones de la concesionaria.
Lo recordó ayer Ana Taboada, portavoz del Grupo Municipal de Somos Oviedo, que pidió desde la oposición que «se llegue hasta el final» en la investigación. La concejala, insistió en que el contrato de aguas «llevaba años sin supervisión real y sin control» y que, a la postre, fue el «desgraciado detonante del incendio de Uría».
Una «privatización» que calificó de «gravosa» para los intereses municipales al «entregar servicios públicos a las empresas sin control ninguno»; al tiempo que agradeció a los funcionarios «el trabajo ingente que están haciendo». Taboada anticipó una eventual devolución de la gestión del agua al Ayuntamiento.
«Se confirma lo que sospechábamos desde hace meses», indicó la portavoz de Izquierda Unida, Cristina Pontón, que solicitó hace dos meses acceso al estado del contrato y que fue denegada por un defecto formal. «Sería interesante conocer el aspecto económico de un contrato de 16 millones de euros», añadió sosteniendo que este servicio «nunca tenía que haber sido privatizado». «Esperamos que la comisión de seguimiento sea lo suficientemente seria para descubrir todas las irregularidades como las de los hidrantes», añadió.
Las pesquisas iniciadas por el tripartito concluyeron que la empresa concesionaria era la responsable de la verificación de los hidrantes y la bocas de riego. Hubo dudas en el seno del gobierno e incluso Wenceslao López le retiró competencias a Rubén Rosón en un informe de renovación de la infraestructura de bocas de riego.
La empresa alegó contra aquella primera investigación y el procedimiento quedó en un cajón. En mayo del año pasado, López regresó al asunto y pidió más información acerca del estado de los hidrantes y las bocas de riego que acabó sobre la mesa del ahora primer teniente de alcalde. La conclusión de aquel informe es similar a la del primero con la novedad de que el inicial se hizo sin que los funcionarios tuvieran acceso a la oferta presentada por la concesionaria en 1996.
El análisis del jefe de servicio apunta a que la documentación correspondiente a la oferta que presentó la empresa aquel año es clave en todas las discrepancias que mantienen bloqueadas las liquidaciones.
En el expediente respecto al «mantenimiento preventivo de hidrantes y bocas de riego» correspondería a la empresa el «accionamiento de elementos móviles como cierre, válvula de apertura o válvula de vaciado, la comprobación de la presencia de fugas».
Los técnicos admiten que la oferta no incluye de forma expresa la inspección de hidrantes y bocas de riego, pero enumera «unas determinadas labores, que forman parte de un 'programa establecido' junto con el resto de elementos de toma de caudal, maniobra y control de la red».
Aparte de los hidrantes, los técnicos apuntan a posibles incumplimientos a la hora de realizar la cartografía del sistema de aguas, en el mantenimiento de las redes o mejoras en las traídas de la zona rural o el saneamiento.
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