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«El auto no es recurrible y deberá ingresar en prisión». El autor del atropello mortal de Mamel Castañón ya no tiene más opciones y en menos de un mes debe ingresar en la cárcel. Cinco años después de los hechos. La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo acaba de inadmitir el recurso de casación interpuesto por la defensa de Iván González García, sobre quien pesa una condena de seis años de prisión. Conducía el coche que arrolló a la víctima en la madrugada del 26 de mayo de 2019 en la calle Jovellanos y a quien dejó abandonada en el lugar.
La defensa, tras haber ya intentado sin éxito que la Audiencia Provincial anulara el juicio, acudió al Supremo, alargando, a su vez la entrada en prisión del condenado. El alto tribunal acaba de rechazar en un fallo, al que ha tenido acceso EL COMERCIO, los tres motivos que argumentaba en favor de su representado. Los magistrados de la sala –presididos por el juez Manuel Marchena, el mismo que el del caso del 'proces'– muestran un «respeto escrupuloso al hecho probado» y destacan que en la condena «se castiga más su indiferencia frente a la situación creada»; es decir su modo de huir y dejar a la víctima abandonada en el suelo.
La decisión del Supremo era más que esperada por la familia de la víctima: «El autor del atropello de mi hermano no tiene más opciones; tiene que entrar en la cárcel», afirmó ayer Marta Osorio. Su abogado, Jorge García Gómez. del despacho EGG Abogados, explicó que ahora «el auto debe llegar al juzgado, incoarse la ejecutoria y se le dará un plazo voluntario de ingreso en prisión». Entre finales de mes y principios de noviembre, espera el letrado. Si no cumple, se le obligará a entrar en la cárcel.
«Justicia para Mamel» han pedido desde el primer día la familia y amigos de la víctima. La madrugada del 26 de mayo de 2019, Iván González circulaba por la calle Jovellanos «a una velocidad excesiva; notoriamente superior a la señalada» de 30 kilómetros por hora. A la altura del número 8 se encontró con la víctima: «No se detuvo ante la presencia del peatón que en ese momento cruzaba la calle de derecha a izquierda» a pesar de que se percató de ello, reza el auto del Supremo.
Castañón no tuvo opción de ponerse a salvo y fue atropellado. «Tras golpearlo contra el capó y el parabrisas delantero, lo lanzó por el aire hasta golpear contra el semáforo que se encontraba en el lado izquierdo de la calle». A más de 24 metros de distancia. «La víctima rebotó hasta quedar tendido en el centro del carril izquierdo». El condenado continuó la marcha. «Llevaba la luna delantera rota a consecuencia del atropello y, a pesar de ser plenamente consciente, siguió circulando sin detenerse». A continuación, se dirigió a un bar de Colloto y a las 4.30 solicitó un taxi para ir a un club de alterne.
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