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Roberto Rodríguez, en la finca con sus ovejas, en Premió. PABLO NOSTI
«Los ataques fueron a escasos metros de casa»

«Los ataques fueron a escasos metros de casa»

Las Regueras. ·

Roberto Rodríguez perdió la mitad de su rebaño de ovejas en menos de quince días debido a los ataques del lobo en su finca familiar de Premió

ROSANA SUÁREZ

Domingo, 4 de diciembre 2022, 13:05

Por culpa del lobo, Roberto Rodríguez ha perdido cinco ovejas, la mitad de su rebaño, en menos de quince días. «Todas estaban preñadas para parir en enero o febrero. El veterinario me ha dicho que las que han sobrevivido es posible que aborten por el estrés vivido», lamenta. Los ataques se produjeron entre el 12 y el 20 de noviembre, a escasos metros de la casa donde vive su madre, en Premió, en Las Regueras, a seis kilómetros de la calle Uría. «Las tenemos en una finca cercadas. Están pegadas al domicilio, a treinta metros», describe este vecino. Y no es la primera vez. En 2017 sufrió varias bajas debido a los ataques del cánido.

«Entonces Las Regueras no era considerada zona lobera y el Principado no iba a indemnizarme, pero autoricé a agentes del Medio Rural para que instalasen una cámara en un árbol de la finca, porque enfrente habíamos dejado uno de los corderos atacados atado un árbol. A las 48 horas el lobo regresó, así lo constatan las imágenes grabadas», relata.

El caso de Rodríguez es uno más. No vive de la ganadería, sino que tiene ovejas por hobbie, pero entiende bien el malestar de aquellos que viven del sector primario. No se trata solamente de la pérdida económica, sino del daño sentimental por los animales.

Los ataques de los lobos son cada vez más numerosos y cercanos a los núcleos de población. La alcaldesa de Las Regueras, María Isabel Méndez, entiende que los ganaderos se replanteen si seguir en esta actividad merece la pena. «Estoy de acuerdo con que no tienen que desaparecer, pero es una amenaza para el sector ganadero», subraya. Según la regidora, la zona «conflictiva» es la parte del concejo que limita con Llanera. «Las Regueras no es municipio lobero, pero lo cierto es que están ahí», añade.

Ángel Suárez tiene doscientas vacas de raza frisona a tan solo siete kilómetros de donde se produjeron los últimos ataques. «Este verano parió una vaca cerca de la carretera general de Trubia a Avilés, no se trata de una zona boscosa ni apartada, y cuando fuimos por la mañana al prao solo encontramos del ternero una pierna de atrás. O lo comieron o lo llevaron», explica este ganadero, que se queja de que no se reconozcan muchos daños.

Los ganaderos denuncian la indefensión que sufren por parte de la administración frente a los ataques de los cánidos. Aparte de no cubrir la valía total del animal o animales perdidos, las indemnizaciones tardan meses en llegar. «Tiene que ser muy claro o muy grave. La Guardería del Medio Rural viene, supone que en esta zona no hay lobos y lo traslada al Principado. ¿Contra eso qué podemos hacer? ¿Pleitear? Al final, somos los ganaderos quienes nos quedamos sin nuestro medio de vida», lamentan.

Suárez cuenta que en las parroquias de Parades y Biedes hay grandes explotaciones de vacas de leche. «Por la noche se espantan, salen para la carretera y rompen las alambradas y portillos. Yo, en concreto, no vi qué bicho es el que provoca las espantadas», afirma.

El sindicato Unión Rural Asturiana asegura que «no es un caso puntual de un lobo errante». Reclaman el pago «inmediato» de todos los daños causados, tanto directos como indirectos, así como la eliminación por los medios oportunos «de estos lobos que entran en los pueblos causando verdadera alarma entre sus habitantes, y que se acercan peligrosamente a áreas tan densamente pobladas como la capital asturiana».

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