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El antiguo edificio de Maternidad del viejo HUCA, un esqueleto ya que han desvalijado hasta las ventanas. FOTOS: MARIO ROJAS

«En el antiguo HUCA ya no queda casi nada que se pueda robar, se lo han llevado todo»

Los constantes hurtos en el viejo hospital dejan un reguero de materiales, muchos «contaminados y hasta de zonas radiadas», por las chatarrerías

Alberto Arce

Oviedo

Domingo, 1 de septiembre 2024, 02:00

La entrada al antiguo HUCA sin permiso de la propiedad, compartida entre la Tesorería General de la Seguridad Social, el Principado y el Ayuntamiento –por orden de importancia– está prohibida. Parece una evidencia recordarlo, pero lo cierto es que ni el servicio de vigilancia privada que se encarga de velar por la seguridad en el enorme complejo, ni las unidades de la Policía Local que patrullan por la zona exterior de forma habitual, ni los zetas de la Nacional, que pueden aparecer por allí en pocos segundos si las cosas se desmadran, están sirviendo para impedir que a cualquier hora que uno se pase y se acerque más de lo recomendable a los accesos del viejo y maltrecho Materno Infantil, entre otros edificios, comience a escuchar esos sonidos huecos y metálicos que traen de cabeza a los vecinos desde hace tiempo. El 'clonk' continuado de los golpes de las numerosas cuadrillas que acuden para robar todo cuanto pueda tener valor al peso. Hierro, cobre y aluminio, lo más buscado. Mañana, mediodía, tarde, noche y madrugada. El problema, tal y como advierten a EL COMERCIO las fuentes consultadas, no son unos cuantos metros de cable de algún falso techo a medio caer, sino los materiales peligrosos, algunos de zonas radiadas, que están terminando en las chatarrerías de la región sin apenas control.

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Ya existen informes policiales advirtiendo de la situación y del paradero de muchos de los materiales que desaparecen del antiguo Hospital General, abandonado en su mayor parte tras el traslado a La Cadellada hace ya una década. Según detallan a este diario fuentes cercanas a esta problemática, «en el viejo HUCA se están cometiendo verdaderas bestialidades medioambientales y nadie está haciendo nada. Se están robando y vendiendo en chatarrerías de media Asturias objetos muy contaminados. Se llevaron hasta los frigoríficos de la morgue, que han acabado en chatarrerías de Gijón, y piezas completas de mobiliario de estancias en lugares con radiación, de los laboratorios... También hay muchas zonas con amianto. Los vigilantes de seguridad están vendidos en medio de este panorama y los ladrones ya ni se cortan: tiran las ventanas desde las plantas».

En todo este asunto, casi parecería anecdótico que algunas de las piezas que se están hurtando contengan amianto si en el otro extremo de la balanza se coloca una zona que ha estado expuesta a la radiación, pero lo cierto –y, de nuevo, evidente– es que cualquier particular que quiera desmontar un antiguo tejadillo de uralita debe, por ley, contratar los servicios de una empresa especializada. «Aquí llevan años robando y cometiendo verdaderas burradas ambientales».

¿Quiénes? Las mismas fuentes sostienen que se trata de «grupos marginales» que se ganan la vida de esta manera y que «todo les vale» porque «ya no tienen miedo». Cuadrillas que están constantemente trabajando. Varios grupos de hasta cuatro personas cada uno se encontraban en el interior durante la realización de este reportaje. No son los únicos, eso sí. También acceden al HUCA grupos de Urbex, aficionados a la exploración urbana de lugares abandonados, aunque su intención se basa únicamente en eso, la exploración, en horarios más bien infrecuentes, amén de otras personas que acuden para realizar actos vandálicos de menor importancia.

«¿Dónde lo van a vender?»

¿Dónde acaban todos esos materiales? Presuntamente, en las chatarrerías. Un conocido chatarrero de la región ha accedido a responder las preguntas de EL COMERCIO, aunque ha preferido no dar su nombre. En sus palabras, «en el viejo HUCA no queda nada que se pueda robar porque se lo han llevado absolutamente todo». ¿Dónde lo venden? «No sé donde lo venden, pero ¿dónde lo van a vender?».

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El chatarrero dice no conocer si en algún momento ha podido comprar materiales robados del hospital y señala que «la mayoría puede caer en Gijón». «La droga también está prohibida y se vende igual; yo me dedico a este tema desde hace muchos años y la chatarra nunca trae un DNI porque el hierro es hierro, el aluminio es aluminio y el cobre es cobre. Puede ser del HUCA, del instituto de Cerdeño, de un taller... Nosotros apuntamos el DNI del que vende y su dirección y todos los días lo enviamos a la Policía Nacional y a la Guardia Civil. ¿Usted se piensa que si yo le pregunto a un cliente si lo que trae es del HUCA me va a decir que sí? Pues claro que no, porque saben que en el momento que te huelas algo pueden tener problemas». El material les llega «limpio» y, en ese sentido, «la chatarra es chatarra», sentencia.

Sobre los peligros medioambientales que podría conllevar aceptar materiales contaminados, el chatarrero concluye que «las chatarrerías más importantes tienen túneles por los que pasa el material y se detecta si es radiactivo».

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Preguntado por este tema, el Gobierno del Principado de Asturias responde de la siguiente manera: «En estos momentos estamos centrados en el derribo de la infraestructura que es propiedad del Principado y en pleno proceso de adjudicación». El derribo del antiguo Hospital General, el edificio Anexo A, Policlínicas –se libran los Hongos–, los polivalentes A, B y C, la nave de mantenimiento y las pasarelas de comunicación entre inmuebles salió a licitación por 7,82 millones de euros. El Ejecutivo regional espera que las obras comiencen el año que viene y que concluyan a lo largo de 2026.

Sobre los «hurtos», tal y como los calificó la delegada del Gobierno, Adriana Lastra, quien descartó que exista un problema de orden público, el Gobierno regional añade que «los supuestos robos en el antiguo HUCA son actos delictivos y no nos corresponde realizar ninguna valoración desde la consejería».

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Normalidad

Trasladada la misma pregunta a la Jefatura Superior de Policía de Asturias, fuentes del cuerpo dejan claro que «el viejo HUCA está sujeto a la propiedad de tres administraciones, tiene servicio de vigilancia privada y la Policía Nacional actúa por requerimiento o denuncia en los exteriores si se cometen ilícitos penales, porque son las funciones de la Policía Nacional en prevención de la seguridad ciudadana y del orden público, como en el resto de la ciudad». La situación, determinan, se encuentra «dentro de la normalidad en toda la ciudad: Nada reseñable».

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