De Caveda a General Elorza se extiende esta calle que durante años tuvo dos nombres. El Ayuntamiento, en sesión de abril de 1910, acordó llamarla de Rafael Altamira, pero no logró desplazar al nombre de la Lila con el que se la conocía y el 11 de febrero de 1936 lo restituyó. Durante años conservó los dos rótulos, hasta 1966 cuando quedó bautizada definitivamente como se la conoce hoy.
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Una calle con movimiento generado por el centro de salud y que recibió su nombre, según manifiesta Benito Canella, vecino de la zona, en homenaje a Lila Morralla y su hija, que vivían en ella el siglo pasado.
Yolanda Álvarez abrió esta librería en la calle la Lila en 2016, «era un lugar céntrico y el local estaba apartado de la carretera principal, del tráfico, era tranquilo», ya que está situada en la pequeña plaza. «No es una arteria comercial», opina, «sabemos la crisis que está sufriendo el pequeño comercio y hay más locales con clínicas y gimnasios que comercio minorista», explica.
El principal inconveniente es que está ubicada en «una plaza que no se utiliza, se podían poner unos columpios o algo que le diera más vida», y añade que «en invierno, que anochece pronto, no tiene apenas luz». Como ventaja destaca que «está a dos minutos del centro». La recomendaría «para el sector servicios y para el comercio si se animaran a abrir más, porque tendría más vida», reflexiona.
Poco más de tres meses llevan Damaris García y su socia con su local, Estética Avanzada, en la calle. «Ella estaba en El Campillín y yo en el pasaje de Covadonga, pero decidimos cambiar aquí porque es un lugar céntrico, está el ambulatorio y pasa mucha gente», resalta. Sólo ven ventajas a la zona, que cuenta con parking y el ambulatorio, que da mucho movimiento. «Es una calle que recomendamos», además, destaca la «buena acogida de los vecinos que vienen a los comercios del barrio».
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Frente al centro de salud se encuentra, desde hace más de 25 años, la Lencería Yedra. María Álvarez lleva trabajando en ella más de 7 años y La Lila le parece una calle muy comercial. «Está muy bien situada, tenemos el ambulatorio que trae mucha gente y clientes habituales, porque quedan pocos comercios de este tipo que tengan lencería de señora y caballero», señala.
Además, manifiesta que «tenemos clientes de toda Asturias, porque vienen al ambulatorio, hay gente de Cangas de Onís, de Navia, tenemos clientela muy variada». Sin duda la recomendaría a nivel comercial, «porque estamos muy bien situados en el centro», resalta, aunque tiene inconvenientes: «no hay nada de luz, sobre todo en invierno no hay más luz que la de los escaparates. Esta zona debería estar un poco más cuidada que estamos en pleno centro», lamenta.
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Más de 16 años lleva en la calle la inmobiliaria Proges y desde entonces la calle ha cambiado a nivel comercial; «unos negocios han cerrado y otros han llegado», explica su dueño, Ramón Alonso. Señala lo que atrae el ambulatorio, «es el centro de salud de referencia de Oviedo y genera mucho movimiento de gente, sobre todo por las mañanas; además, es una calle de paso de Pumarín hacia el centro».
El único problema que le ve es «el aparcamiento y que aunque es una calle semipeatonal, hay bastante tráfico y a veces se generan atascos». Aún así, lo tiene claro, es una calle que recomendaría para poner un negocio y cuenta con «clientes del barrio o de Pumarín, y luego hay ese cliente de paso que viene al ambulatorio», concluye.
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