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G. D. -R.
OVIEDO.
Viernes, 19 de enero 2018, 03:23
El alcalde de Oviedo, Wenceslao López, usa un verbo antiguo, burocrático y bonito: avocar. Según la RAE significa «dicho de una autoridad gubernativa o judicial: Atraer a sí la resolución de un asunto o causa cuya decisión correspondería a un órgano inferior». ... El 'órgano inferior' es el concejal de Economía, Rubén Rosón, al que por resolución, le 'avoca' (retira) el control sobre el expediente para la sustitución o nueva implantación de bocas de riego en el casco urbano. Lo hace, dice López en su escrito, porque «es inaceptable que la firma de este expediente sirva para plantear dudas sobre la legalidad» del mismo «y especialmente, sobre el proceder de este alcalde».
La resolución no es sino el punto y seguido a una crisis que lleva larvándose casi dos años, desde el incendio de la calle Uría que costó la vida al bombero Eloy Palacio y destruyó dos edificios. Los problemas en la extinción, la falta de agua, la ausencia de un inventario actualizado de bocas de incendio o los fallos de las de riego dieron pie a Somos a plantear la responsabilidad de la concesionaria de Aguas, Aqualia, en los hechos. Lo hizo primero de forma larvada. Desde marzo del año pasado, paralizando el concejal de Economía el contrato que ahora le retira el alcalde.
Las diferencias se trasladaron al debate en la junta de gobierno. En junio, el regidor pidió un informe sobre la interpretación de los pliegos de la concesión que aclarase si el mantenimiento de las bocas de incendio correspondía o no a la empresa, pero a su vez recordó que el contrato paralizado (de bocas de riego) no tenía que ver con esta cuestión. El dictamen se demoró por el relevo en la jefatura de Bomberos. Llegó en octubre y, señala el alcalde, «como estaba previsto» sus conclusiones (que señalan que el mantenimiento de los hidrantes lo debe hacer Aqualia) no afectan «a la legalidad o procedencia» del contrato paralizado.
El debate volvió a la junta de gobierno en diciembre. Somos insistió en sus dudas, por el PSOE Ana Rivas defendió su procedencia. En la última reunión del año, sin llegar a acuerdo, López anunció que resolvería desde Alcaldía. El mismo día, 29 de diciembre, Rosón pareció plegar velas y firmó el expediente, pero añadió que lo hacía «a instancias» de Alcaldía y los concejales socialistas, que él mantenía sus dudas y que desconocía «el motivo por el que Alcaldía se ha negado a pedir un informe al secretario» y la concejala responsable (Ana Rivas) no le había dado detalles de los «diferentes expedientes solicitados insistentemente» como «se puede comprobar en numerosas actas de junta de gobierno». La coletilla ha hecho estallar al alcalde. López usa 'avocar', pero escribe en mayúsculas que «NO PROCEDE» que tramite el expediente y tacha de «inciertas» las afirmaciones de Rosón antes de retirarle el expediente.
En abril se cumplirán dos años del incendio de Uría. El número de hidrantes en la céntrica sigue siendo el mismo que entonces. El que viene hay elecciones, habrá más incendios políticos en el seno del equipo de gobierno.
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