El albergue recibe un 7,5% más de peregrinos

Una concha amarilla en la puerta marca la entra al albergue El Salvador, en el edificio del Seminario, que acoge a los peregrinos que llegan de todas las partes del mundo, cansados tras realizar etapas de veinte o veinticinco kilómetros diarias. De veinte años, de cincuenta, sesenta e incluso setenta años..., son los visitantes que hacen una pequeña parada en la capital para reponer fuerzas y continuar su andadura hacia Santiago. Es el ejemplo de Francesco Toraldo y Luigi Sorrentino de Cellole, dos amigos italianos que accedieron al país por Irún y hicieron noche en Oviedo; o como a Michal Marco, una joven que viaja sola desde Israel.

Julio es el pistoletazo de salida para la temporada alta del albergue, que abre sus puertas, durante todo el año, exclusivamente para las personas que están realizando el Camino de Santiago. En 2023 se alojaron 6.168 peregrinos y en lo que va de año, parece que la cifra va a ser superior. «En el primer semestre, hasta el 30 de junio, ha habido un incremento de un 7,5% de visitantes en relación al año pasado», señala Pablo Sánchez, tesorero de la asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino y responsable del albergue. «De momento no es algo significativo ya que nos faltan los meses de julio, agosto y septiembre, que es cuando más peregrinos recibimos», añade.

El alojamiento tiene capacidad para unas sesenta y cinco personas entre camas y literas, repartidas en catorce habitaciones, y a diario suele acoger entre veinte y treinta peregrinos, por lo que lo habitual es que haya sitio para todos los que llegan a la ciudad. «El año pasado se llenó alguna vez, pero pocas», especifica Sánchez, sin embargo, sí que es posible que tengan que esperar porque su «llega mucha gente, hay que atenderles, pedirles toda la documentación y se pueden formar algunas colas», señala.

Hasta aquí llegan personas de todas las partes del mundo, «principalmente, vienen de Italia, Francia y Alemania, pero también de Corea, Australia o Israel», apunta el responsable del albergue, «de hecho, el año pasado el 60% de los peregrinos fueron extranjeros».

«Hay quien viaja en grupo pero muchos viajan solos y se juntan a otros, no se conocen pero se encuentran en el Camino y hacen una amistad tremenda que perdura incluso después», explica el responsable. También hay quien repite la experiencia y vuelve a alojarse con ellos, «tuvimos unos que habían hecho el Camino Primitivo hace dos años y ahora repetían para hacer el del norte», narra como ejemplo.

Sin duda, los peregrinos aportan mucho a la ciudad porque «aunque sea poco» gastan algo de dinero, «todos comen en algún sitio y nos preguntan», señala. Además, aunque lleguen cansados, se interesan por «las cosas importantes a visitar en Oviedo».

Desde el albergue se muestran ilusionados con su próximo traslado al Monasterio de San Pelayas, una mudanza que recibió el visto bueno del Principado hace más de un año y que sin duda, ayudará a reforzar la posición de Oviedo como destino para el Camino.

Todavía no hay fecha pero «parece ser que va por buen camino, no va a ser para ahora todavía, pero será», confía Sánchez. El cambio sin duda, será muy beneficioso para ellos ya que los peregrinos no tendrán que subir hasta Prau Picón. Las Pelayas «están en un sitio muy bueno, al lado de la Catedral y allí es el inicio del Camino Primitivo y del Camino del Norte», destaca. Aunque «aquí no estamos mal, es diferente». Con el cambio, además, espera que la casa de lo peregrinos gane más capacidad.