«Todas las patadas iban a la cabeza, creo que tenía un objeto en la mano»

Ayer, tras formalizar la denuncia, ante la Jefatura Superior de Policía, el letrado se mostró convencido de que si no se llega a proteger en el suelo las consecuencias de los golpes hubieran sido mucho peores: «Todas las patadas iban a la cabeza», aseguró. También, que los puñetazos que le propinó su agresor se los dio «con un objeto en la mano, que sacó de su cazadora».

La sirena puso fin a una paliza que todavía no se explica Carlos H. F. «Había salido a pasear el perro», relató, cuando a la altura del portal se fijó en un joven que «zarandeaba a una chica» y se lo recriminó. En lugar de cesar, se volvió contra él: «Me dio un puñetazo en la sien y quedé medio inconsciente, ahí es cuando me agarra del cuello y me tira al suelo». Después, no se acuerda de mucho.

Los agentes que acudieron al lugar de los hechos recabaron ayuda médica. Una ambulancia del 112 Asturias, tras una primera atención, decidió el traslado del lesionado al servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias para ser sometido a una exploración, pues relataba, según fuentes sanitarias, «un fuerte impacto en el pecho».

Una vez trasladado el herido al Hospital, la Policía subió hasta el domicilio donde se refugiaron el agresor y la chica, pero estos se negaron a abrir la puerta a los agentes. Ayer, la situación quedó en un impasse. Fuentes policiales señalaron que el presunto agresor había sido identificado y que, aunque en el atestado obra ya el vídeo del vecino que grabó la agresión, «se están valorando los pasos a seguir» e «investigando los hechos y las circunstancias alrededor de lo sucedido».

El decano del Colegio de Abogados de Oviedo, Luis Calvo, se solidarizó ayer con el compañero agredido. «Me puse de inmediato en contacto con las fuerzas de seguridad y lo que sé es que el compañero no ha formulado denuncia aún», señalaba por la mañana, a la vez que garantizaba que «estamos a la disposición del compañero, estamos hablando de un abogado con conocimiento de la profesión, el ofrecimiento está claro». Lamentó que, en casos de violencia de género, «hay veces que a los abogados que sustentan la defensa de la parte contraria se les ve como el objetivo», aunque admitió que «no sé si será este el caso».

Según el agredido, no. No se conocían de nada, «pero ahora ya no lo voy a olvidar, con el tatuaje en el cuello», señaló tras reconocerlo ante la Policía como su agresor. «Tal vez pagó su frustración conmigo», intuyó.

Una vez que formalizó la denuncia por lesiones, a última hora de la tarde de ayer, la Policía deberá requerir la presencia del agresor, de 27 años de edad, en Comisaría para que testifique en el marco de las diligencias abiertas por los hechos.