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A. ARCE
OVIEDO.
Martes, 12 de octubre 2021, 01:43
La basílica de San Juan el Real se quedó ayer muy pequeña para despedir al que fuera presidente de la Asociación Asturiana de Amigos de la Ópera durante una década y cardiólogo de profesión adscrito al hospital de San Agustín de Avilés, el cangués Luis ... Álvarez Bartolomé, fallecido el pasado viernes a los 76 años de edad tras sucumbir a una larga enfermedad. «Son momentos muy duros», acertó a proclamar su viuda, María Jesús Fernández, emocionada mientras se dirigía a despedir la urna con las cenizas de su marido al columbario de la 'Catedral del Ensanche'.
Una ceremonia concurrida, ya sin restricciones de aforo, aunque sí con mascarillas y recomendaciones de seguridad a la hora de recibir la comunión. El párroco, Javier Suárez, calificó al difunto como un «hombre sencillo y cercano a todos que siempre estuvo dedicado a su tarea, cristiano y con una familia muy practicante», parroquianos de El Real desde hace años. «Luis era nuestro médico, nuestro vecino y nuestra familia, pasó por el mundo sin hacer ruido, pero haciendo el bien siempre apoyado en su familia y los suyos», enunció con solemnidad. «Un hombre corriente que siempre estaba ahí y al que es digno alabar su gestión al frente de la Ópera y como médico», determinó el rector de la basílica.
En ese sentido, al frente de la Asociación de Amigos de la Ópera a Álvarez Bartolomé le tocaron años complicados y de lucha para sacarla adelante frente a los graves apuros económicos que padecía. En palabras del actual presidente de la entidad, Juan Carlos Rodríguez-Ovejero, que acudió al funeral acompañado del grueso de la junta directiva, «Luis fue el motor, el líder y el diseñador de la transformación de una Ópera de apenas un día en el calendario a la estructura profesional que hay ahora mismo». Quiso mostrarle su agradecimiento y lo rememoró como una persona «cariñosa» y «humana». Uno que estuvo comprometido hasta el final. «Estuve con él en la gala de los grandes tenores del Auditorio (en las fiestas de San Mateo) escuchando a José Bros, quien le profesaba un cariño enorme». Entre los asistentes al funeral no faltó la viuda de Jaime Álvarez-Buylla, otro de los grandes nombres ya desaparecidos de la Ópera, Margarita Álvarez-Santullano.
Tras una larga y fructífera trayectoria, Álvarez Bartolomé finalmente renunció a la presidencia de la entidad, más cercana a lo que representa hoy en la ciudad de Oviedo, en enero de 2002, cargo en el que le relevó José Antonio Caicoya. Pero los que trabajaron con él no lo han olvidado tan fácilmente. «Lo recuerdo siempre en su palco, escuchando, y apoyando muy de cerca a todos los artistas, a los de aquí y los de fuera: era una verdadera maravilla de persona. Con él empezó a extenderse la ópera en Oviedo», manifestó, apenado, el cantante lírico Miguel Ángel Zapater.
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